martes, 28 de noviembre de 2017

VISTAHERMOSA: La prehistoria de la Ganadería Brava de hoy.

Más del 90% de las ganaderías actuales de bravo, han de encontrar sus origines en la primitiva vacada que formó hacia 1770 don Pedro Luis de Ulloa y Calis, primer Conde de Vistahermosa, quien adquiere a los hermanos Rivas, vecinos de Dos Hermanas (Sevilla), la piara de vacas que éstos había ido formando, comprando reses sueltas o pequeños hatos de sangres distintas, que van ligando y depurando, consiguiendo paulatinamente un gran filón de bravura.

El primer Conde de Vistahermosa traslada el ganado adquirido al cortijo “Salvador Díaz” ubicado en Utrera (Sevilla), Ciudad ésta por entonces paraíso del ganado bravo, pues allí era donde se encontraban erradicados los ganaderos más importantes de aquella época. 

El Conde ayudado por el afamado mayoral Francisco Jiménez  “Curro el Rubio”, que había estado como conocedor en la vacada de los Rivas, realiza una durísima selección mediante tienta por acoso y derribo, desechando lo que él creía que no le serviría y aprovechando las mejores reses, que van a hacer realidad una grandiosa ganadería, raíz de la mayor parte de las que existen en la actualidad.

Consiguen un toro de constitución robusta y de excelente trapío, diferente a los toros del resto de ganaderías, que habían basado su fama en la fuente inagotable de bravura, creada por los frailes cartujos de la Defensión de Jerez de la Frontera, desde el siglo XVI. Los toros “condesos”,
tienen una regular presencia comparados con aquellos grandísimos toros de Cabrera o de Casa-Ulloa, pesan poco, y su poder no es exagerado, de cabeza pequeña y bonitos de lámina, corni-cortos y finos de extremidades. Son bravos y nobles, lo que permite la realización de cualquier suerte, no dando todo su juego en varas, llegando a banderillas y al último tercio ofreciendo las mismas condiciones que cuando aparecían por el chiquero. En cuanto a capas, en los toros de Vistahermosa predomina el pelo negro, en ocasiones, aparece el chorreado en verdugo, cárdeno oscuro y de vez en cuando, también algún castaño melocotón.

El primer Conde de Vistahermosa fallece el 23 de mayo de 1776 en Utrera y sus restos reposan en la Parroquia utrerana de Santa María de Mesa, donde existe una lápida sepulcral, en la nave central, hacía el lado de la Epístola, que reza: “D.O.M. Este entierro es de D. Pedro Luis de Ulloa i Dñª María Tomasa Halcón de Cala su Mg. Condes de Vista-Hermosa i de sus descendientes i sucesores”.

Toma el relevo su hijo don Benito de Ulloa y Halcón de Cala. Durante ésta nueva etapa, se lidian toros “condesos” por primera vez  en Madrid el 2 de agosto de 1790, con divisa escarolada y en abril de 1796 en Sevilla, luciendo divisa pajiza
Iglesia de Santa María de Mesa  Utrera
y blanca. Es también en este tiempo cuando el segundo Conde, víctima de su honradez y formalidad, se ve obligado a pagar el diezmo mediante la entrega de un gran número de añojos y añojas, que van a parar a manos de su vecino y adversario ganadero utrerano don Vicente José Vázquez, que valiéndose de su argucia y habilidad, aquel año de 1790, 
se había convertido en el rematador del diezmo, pasando éste a contar en su vacada con la ansiada sangre condesa, por la que tiempos antes, había llegado a ofrecer cantidades incalculables al Conde, recibiendo siempre a cambio la contestación de “Mis vacas y mis toros, son sólo para mí”.

El segundo Conde de Vistahermosa fallece en Utrera el 17 de noviembre de 1800, en estado de soltería, y le sucede su
Iglesia de Santa María de Mesa en
Utrera
hermano don Pedro Luis de Ulloa y Halcón de Cala, Tercer Conde de Vistahermosa.

Durante su periodo, el tercer Conde ha de hacer frente a la prohibición de las corridas de toros de 1803; vivió a partir de 1808 la ocupación francesa en Utrera, financiando y contribuyendo a armar a los guerrilleros utreranos; ha de sacrificar ganado bravo y manso para paliar la hambruna que padece el pueblo durante la Guerra de la Independencia; el Conde de Vistahermosa y Marqués de Casa Ulloa se ven obligados a regalar los toros que se corren con motivo del cumpleaños de Napoleón, en Sevilla y en Utrera; Vistahermosa y otros dos agricultores, se hacen cargo de la multa de un millón de reales que imponen los franceses al pueblo de Utrera, como consecuencia de actos guerrilleros. Para colmo, finalizada la Guerra, en marzo de 1814, se le abre
Palacio de los Condes de Vistahermosa
un expediente judicial de depuración en el que se le acusa de afrancesado y es detenido. Al final, tras certificar el Cabildo de Utrera el apoyo que el Tercer Conde tuvo hacia la guerrilla, fue liberado y regresa a su pueblo. Las malas cosechas, la subida de impuestos y la renta de tierras improductivas, 
empiezan a hacer mella en su capital. En 1820, tragándose su orgullo y ante una inminente ruina, le propone a Vicente José Vázquez que le compre la finca “Valcargado” y que le permita continuar allí, como arrendatario.

El Tercer Conde, fallece en Utrera a los 70 años de edad, el día 29 de junio de 1821, en estado de soltero y sin descendencia, sucediéndole su hermana doña Luisa de Ulloa y Halcón de Cala, contando ésta la edad de 69 años y de estado civil soltera, como sus dos hermanos, quien en 1823 decide vender la ganadería en cinco partes.
Palacio de los Condes de Vistahermosa

La primera parte y más numerosa, la compra JUAN DOMINGUEZ ORTIZ “el Barbero de Utrera”, de cuya rama se da origen a ganaderías como la de José Arias de Saavedra, Núñez de Prado, Francisco Pacheco, Adalid, Juan Vázquez, Marqués de Villamarta y Marqués de los Castellones.

Otra parte la compra LUIS MARIA DURAN  y ANTONIO MELGAREJO, siendo fruto  de esta rama ganaderías como Marqués de Sales, Anastasio Martín, Manuel Suárez, Dolores Monge, Joaquín Murube y Eduardo Ibarra.

Una tercera,  es adquirida por  SALVADOR VAREA, que da origen a las ganaderías de Ignacio Martín, Pedro Picavea de Lesaca y Marqués de Saltillo.

Otra es adquirida por JOAQUIN GIRALDEZ, dando lugar esta rama a la de Placido Comesaña, Arribas, Jerónimo Martínez Enrile, Ziguri y Concha y Sierra.

Y la quinta y última, la adquiere FERNANDO FREIRE, que dará origen a ganaderías como la de Dolores Zambrano, Justo Hernández, Antonio Hernández y Faustino Udaeta.

Palacio de los Condes de Vistahermosa, hoy
Ayuntamiento de Utrera.
Así se pone fin a 53 años de historia de ésta ganadería en manos de los Vistahermosa (1770-1823).

Con el cruce y refresco de muchas de las ganaderías citadas, nos han llegado hasta nuestros días encastes como Albacerrada, Contreras, Murube-Urquijo, Parlade y sus derivados, Saltillo, Santa Coloma y Urcola.

La casa-palacio de los Condes de Vistahermosa, es adquirida por don Clemente de la Cuadra, rico emigrante indiano a su vuelta de América y es su descendiente don Enrique de la Cuadra y Guibaja, Marqués de San Marcial, quien lo hereda, siendo hoy sede del Ayuntamiento de Utrera.

sábado, 18 de noviembre de 2017

HAY QUE APRENDER DE TOROS



Este  no sale todas las tardes
Se ha terminado otra temporada y como siempre, hemos visto lo que últimamente nos vienen ofreciendo.

En primer lugar, se ha de tener en cuenta, que cada día se torea mejor y que hoy se está toreando como nunca se toreó. Lo conseguido se debe, a que se ha llegado a elaborar un toro apto y apropiado sólo y exclusivamente para el lucimiento del torero, un toro apagado de salida, que hace posible la colocación del torero, de manera que le permite expresar su toreo.

El toro que sale actualmente en casi todas las plazas, por regla general y salvo contadas excepciones, es un animal bobalicón, sin codicia, que va y viene de forma casi programada, con las fuerzas justas en la mayoría de los casos, al que hay que cuidar a lo largo de su lidia y sobre
bajando las manos
todo, en la suerte de varas. Se ha llegado a conseguir un toro ideal para hacer siempre buena faena, justo de casta, sin bravura, sin mucho motor, con nada de violencia. Un animal, rozando lo contrario a lo que debe de ser un toro bravo de lidia. 

Teniendo frente ese animal con esas condiciones, los toreros actuales deberían estar ejecutando el toreo de una manera perfecta, sobre todo aquellos que pueden lidiar este tipo de ganado, las figuras principalmente, que son siempre más cuidadas por las empresas.

Pues pese a que el animal que actualmente se lidia está hecho a favor de obra, osea es un dechado de virtudes para el toreo y para el torero, esa forma casi perfecta de torear no se llega a conseguir y ni tampoco, se persigue conseguirla.

Como se debe picar
Se ha dejado de ver torear con el capote de verdad, cargando la suerte, echando la “pata palante”; hoy día la mayoría de los toreros cuando torean a la verónica, no llevan al toro toreado en el capote, dejan que pase el animal para un lado y otro, a su aire, no le marcan el recorrido que ha de mandar el torero, no le van andando hacia adelante, hacia los medios.

Cuando en algunas ocasiones vemos un quite, muy de tarde en tarde, suelen utilizar lances llamativos, pero poco ortodoxos y mal ejecutados, como por ejemplo, cuando se hace por chicuelinas, que se llevan las manos por encima del hombro en la mayoría de las ocasiones, cuando la verdad, está en bajar las manos y en llevar al animal completamente toreado, dejando los pies totalmente pegados al suelo.

Banderillear por Fax
La suerte de varas se ejecuta siempre mal. Se ha implantado el mono-puyazo, el picar trasero y no rectificar, además de tapar la salida del animal, que está haciendo que el público aborrezca la labor del picador y que incluso, les abucheen antes de que el toro haya tenido contacto con la puya.

Una suerte de varas, bien hecha y dosificada, es uno de los momentos de la tauromaquia más bellos y más importantes de la lidia, que deberíamos mostrar y enseñar continuamente los profesionales y los aficionados, a quienes se interesan por la fiesta.

Asomándose al balcón
En banderillas, aunque actualmente se cuenta con un plantel de buenísimos banderilleros, que casi siempre suelen cumplir bien y con profesionalidad su cometido, solemos padecer la actitud mezquina de algunos espadas, que por costumbre, suelen privarnos del tercer par.

Cada uno por un lado
Cuando son los matadores los que banderillean, es aún peor. Se pierde la esencia de la suerte, no cuadrando en la cara, no sacando los palos de arriba abajo y no asomándose al balcón, abundando las largas y veloces carreras, que se aplauden como si de una prueba física se tratara, sin darle la más mínima importancia al momento preciso en que clava el torero, donde se halla la cabeza del toro, si la misma, pasó de la reunión hace un buen rato.

En la muleta se perdió el ligar uno y otro muletazo. Las tandas se componen por regla general de dos y el de pecho. Nos están acostumbrando a que veamos hacer las faenas con la muleta retrasada, quedándose el pase, no en un lance completo, si no en un medio pase.

Son muy pocas las faenas en las que el matador, deja la distancia correspondiente, cita de frente, adelanta la muleta y trae al toro toreado desde delante, terminado el pase atrás y rematado hacia dentro, lo que va a facilitar la colocación del torero, para poder ligar el siguiente y así cinco o seis derechazos o naturales, que permitirán al espada, a medida que da un pase, ir ajustándose más, para el siguiente y conociendo o pulseando mejor la embestida del animal, siendo ésta la verdad y la grandeza de una buena faena de muleta.

"Pa fuera"
Son muchos los toreros actuales y algunos figuras del momento, que están obteniendo grandes éxitos utilizando un toreo de mentira, en el que se torea desprendido, en línea recta, rematando al toro tras cada pase hacia fuera, colocados siempre fuera de cacho, sin cruzar al pitón contrario, siempre al hilo del pitón, llevando la muleta retrasada, perdiendo el respeto al toro bobalicón, asumiendo riesgos innecesarios ante la bravuconería del animal, el que cuando ve hueco entre la muleta y el torero, opta por decantarse por éste, siendo cogido de manera innecesaria.

Ejercicio circense
En la suerte suprema, la más importante de las suertes que se hacen en el ruedo, porque debe ser de las únicas en las que el torero, pierde la cara del toro, se viene produciendo más de lo mismo. Para ver una estocada con toda la verdad, hay que ver muchas corridas de toros. En la temporada pueden producirse, menos de diez estocadas bien ejecutadas.

Los defectos que todas las tardes vemos en las plazas de toros, si bien el aficionado quizás no, el público general, lo consiente y lo aplaude, por lo que los toreros con ese consentimiento mayoritario que les da el público, se acomodan y arriesgan lo mínimo, no esforzándose en hacer las cosas como Dios manda.

La culpa por lo tanto, es una culpa compartida, entre el torero que no trata de hacer su faena como corresponde, acomodado en la poca o casi nula exigencia del público que pueblan los tendidos dispuestos a divertirse, además de participar en un acto social más de la sociedad
actual. Lo que ocurre en el ruedo es secundario y se valoran más los detalles pintureros o relacionados con la prensa rosa, para la concesión de trofeos y para valorar una faena, que al peso y transcendencia de la faena en sí y del animal que tuvo delante el torero, ya que la mayoría no fue predispuesta para valorar algo tan serio y de tanto calado.

Quienes entendemos un poco de esto, aunque de esto no se llega a entender nunca, estamos obligados a tratar de cambiar las costumbres que han instalado en la tauromaquia, bien de forma espontánea o de manera intencionada, debiendo en todo momento conseguir con razones y argumentos, que quienes se acercan a los toros por los motivos que sean, vayan sintiendo la necesidad de valorar la tauromaquia como algo más especial, con más profundidad, donde concurren valores, elementos y principios dignos de tener en cuenta. Que una corrida de toros, no es solo lo que se aprecia a simple vista, sino que existe algo más allá, un trasfondo, que conociéndolo, apasiona y atrae tanto o más, como la belleza superficial del toreo.