miércoles, 6 de junio de 2018

SEVILLA: 100 AÑOS DE LA MONUMENTAL.

Fachada de la Plaza de Toros Monumental de Sevilla

Son muchos, incluidos los aficionados al arte de Cúchares, quienes ignoran que Sevilla en otros tiempos, contó con otra plaza de toros, además de la Real Maestranza de Caballería.

Corrían los primeros años del siglo XX, cuando en España y concretamente en Sevilla, afloró una afición inusitada a la Fiesta de los Toros, al ritmo que marcaban las rivalidades de las figuras taurinas de la época, muchas de ellas provenientes de la Ciudad de la Giralda y de los pueblos de su provincia.

El fútbol era un deporte incipiente en aquellos primeros años del siglo pasado. Los sectores sociales y económicos, aun no habían tenido tiempo de fijar su interés en aquel nuevo deporte, por lo que, son los toros los que atraen la pasión de la mayor parte de la sociedad.
Monumental en construcción

La afición a la Corrida de Toros es tal, que en Sevilla en particular, hizo que se dispararan los precios de las entradas, al contar con un histórico coso taurino con pocas localidades para hacer frente a la demanda requerida, sobre todo, ante la gran rivalidad surgida entre Joselito y Belmonte, lo que traía consigo, que en una sociedad desfavorecida como aquella, aquel interés fuera en ocasiones perjudicial para las personas y sus familias, pues eran muchos los que prefería caer en la ruina, antes de dejar de asistir a ver una corrida de toros. Se cuenta, que muchas familias, los días de toros, llegaban incluso a empeñar sus colchones, para poder contar con el dinero, que le permitiera obtener su entrada.

Joselito
De estas calamidades, pronto se hace eco la figura taurina de aquellos tiempos, el torero José Gómez Ortega, conocido primero con el sobrenombre de "Gallito III" y después por "Joselito el Gallo", nacido en Gelves (Sevilla), hijo de Fernando Gómez García, matador de toros sevillano, y de la bailaora gitana y gaditana Gabriela Ortega Feria. En el afán del torero, se instala un deseo primordial como era el acabar con las penurias que llegaban a pasar los aficionados, considerando que el problema podría ser atajado, entre otras actuaciones, consiguiendo una bajada en los precios de las entradas, y ello, pasaba por la construcción de grandes plazas monumentales, con un mayor número de aforo, no sólo en Sevilla, si no en otras muchas capitales de provincia.

Así es como Joselito, junto con sus dos buenos amigos José Julio Lissén Hidalgo y Julián Echevarría, deciden acometer la construcción de una plaza de toros en Sevilla, con cabida para más de 23.000 personas. 

Es en marzo de 1915, cuando se comienzan los trámites para conseguir los permisos correspondientes y redactar el proyecto de la obra, empezándose la construcción de la nueva plaza de toros en el mes de diciembre de dicho año, por el ingeniero vasco Francisco Urcola Lazcanotegui, bajo la dirección del arquitecto sevillano José Espiau y Muñoz. La ubicación de la misma, tiene lugar en unos terrenos propiedad de Lissén, que éste poseía en la zona de Nervión, su estructura es de cemento armado y su estilo sería neoclásico.

Tendidos de la Monumental
El edificio fue sometido a dos pruebas de carga, uno en abril de 1917, hallándose aún en construcción, siendo la carga de 500 Kgs./metro cuadrado, llegándose a hundir una cuarta parte de lo que se llevaba construido. Tras pasar otra prueba con resultado satisfactorio, se inaugura de la misma, el día 6 de junio de 1918, con una corrida de toros en la que participaron Joselito, Curro Posadas y Diego Mazquiarán "Fortuna", lidiando seis toros de Juan Contreras, asistiendo a dicho evento casi 20.000 personas. 

Joselito consiguió, pese a la oposición de gran parte de la sociedad influyente de la ciudad de Sevilla, lograr su proyecto y así abaratar el precio de las entradas del Coso Maestrante, lo que nunca le fue perdonado por quienes ostentaban la propiedad del mismo.
Palco Real

En 1920, se hace con el nuevo coso sevillano, la misma empresa que tenía la concesión de la Real Maestranza de Caballería, quien decide repartir la feria taurina de abril de aquel año, celebrando cuatro festejos en ésta y tres en la nueva plaza.

La muerte de Joselito por cogida del toro "Bailaor" de la ganadería de la Viuda de Ortega, en la Plaza de Toros de Talavera de la Reina, el día 16 de mayo de 1920, es un hecho decisivo para el futuro de la nueva Plaza de Toros Monumental de Sevilla. 

Muerto Joselito, uno de los más grandes e influyente de los toreros de toda la historia, la burguesía y la aristocracia sevillana comienza a desquitarse de las afrentas, que según ellos, habían tenido que soportar por el esplendor reluciente del afamado torero. Nunca supieron perdonar a uno de los más celebres de sus paisanos, el abaratamiento de las entradas en favor de los sevillanos más necesitados.

A la muerte de Joselito, se suma las grandes dificultades económicas por las que atraviesa el importante industrial sevillano, íntimo amigo del torero e impulsor en su día del proyecto, José Julio Lissén Hidalgo, motivado ello, por el revés que sufren sus inversiones en Alemania, al finalizar la primera guerra mundial.

Restos actuales de la Monumental
Todo ello unido y las fuertes presiones recibidas, hacen que el Gobernador Civil de Sevilla, en el año 1921, decrete su clausura por supuestos problemas estructurales. Tras casi diez años clausurada, el 9 de abril de 1930 comienzan las obras para su demolición.

El último festejo que se celebró en ella, tuvo lugar el 30 de septiembre de 1920, con una novillada de la ganadería de Rincón, por los novilleros Maera, Facultades y Joselito de Málaga.

Actualmente los únicos vestigios que se conservan de dicha edificación, es un pequeño trozo de fachada, con una puerta pintada de blanco y amarillo albero, entre las calles Diego Angulo Íñiguez y Óscar Carvallo en el Barrio Sevillano de San Bernardo.