lunes, 1 de enero de 2018

2018: SALTILLO, cien años en manos de la Familia Moreno.


Saltillo, es una de las ramas más directas y más puras, que llega hasta nuestros días, procedente del ancestral tronco de Vistahermosa.
Cuando en 1823, se divide la ganadería del Conde de Vistahermosa en cinco partes distintas, una de ellas, es adquirida por el ganadero jerezano Salvador Varea Moreno, quien dos años después se la vende al sevillano don Ignacio Martín, el que solo la tiene en su poder otros dos años. Don Ignacio Martín se reserva un centenar de reses y vende el resto, al también sevillano don Pedro José Picavea de Lesaca, en 1827.

Don Pedro José Picavea de Lesaca, era un militar retirado, que fue alcalde de Sevilla y que en el término de Utrera, contó con diez fincas arrendadas entre dehesas y cortijos. Fallece prematuramente en 1830, pasando a anunciarse la ganadería a nombre de su esposa doña Isabel Montemayor y Priego, quien se presenta como ganadera en Madrid el 2 de julio de 1832, con divisa blanca y negra, siendo los hermanos Antonio y Luis Ruiz, conocidos por los "Sombrereros", quienes se encargaron de su lidia y muerte. Será a partir de 25 de julio de 1837, cuando de forma definitiva y hasta nuestros días, queden establecidos el blanco y celeste, como colores para la divisa de esta vacada. 
Doña Isabel de Montemayor, fallece el 27 de junio de 1849 y es el primogénito de sus seis hijos don José Picavea de Lesaca y Montemayor, quien recibe la gestión de la vacada, el cual lidia a su nombre por primera vez en Madrid, el 6 de junio de 1850, una corrida estoqueada por Paquiro, El Chiclanero y Cayetano Sanz.
Antonio Rueda Quintanilla "Marqués de Saltillo"

En 1854 y compuesta de unas 800 cabezas, vende la ganadería don José Picavea, al vecino de Carmona (Sevilla) don Antonio Rueda Quintanilla, Marqués de Saltillo, por un montante de 820.646 reales, dándose como señal y parte de pago la cantidad de 80.000 reales y el resto, mediante la firma de una serie de pagarés a un año, garantizando el pago total de dicha compra, mediante la hipoteca de sus fincas "Jinete", "Romeral" y "Cortijo Angorilla", todas en el término de Carmona (Sevilla).
Son los Picavea, quienes en los 27 años que tuvieron esta vacada, los que imprimen al toro de Saltillo, características genuinas que se han conservado hasta nuestros días.
Los toros de Saltillo, se muestran diferentes al resto de los toros que proceden del tronco de Vistahermosa. Sus hechuras, menor esqueleto, flacuchos, sin papada, poco morrillo, pelo cárdeno y astas reducidas tirando a veletas, le hacen distinto al resto de toros del mismo tronco, como distinto es su comportamiento, mucho más agresivo, embestida al paso, muy humillado.
Corrida de Saltillo en la Plaza de Toros de Barcelona. Año 1901
Las diferencias expresadas saltan a la vista, lo que no está nada claro es el por qué de las mismas. Hay quien atribuye esta diferenciación a los Picaveas, que al ser una familia de origen Navarro y haber tenido ganado bravo de casta navarra, pudieron haber mezclado una y otra sangre, con el resultado que ha llegado hasta el momento actual.
La primera vez que se lidian toros en Madrid a nombre del Marques de Saltillo fue el 7 de julio de 1856, en que saltó al ruedo el toro "Gigante" y su lidia y muerte correspondió, a Julián Casas "El Salamanquino".
El 22 de junio de 1878, fallece don Antonio Rueda Quintanilla y hereda la vacada su viuda la portuense doña Francisca Javiera Osborne Böhl de Faber, cuando contaba con 45 años. La Viuda del Marqués de Saltillo, se presenta como ganadera en Madrid el 25 de septiembre de 1881.
Esquela de don Antonio Rueda "Marqués de Saltillo"
En 1905 muere doña Francisca Javiera y la ganadería pasa a manos de su hijo don Rafael Rueda Osborne, Marqués de Saltillo. En manos de don Rafael la ganadería continúa aglutinando éxitos y es demandada por las figuras de la época. En esta etapa, principalmente, es cuando se produce la venta de algunas puntas de vacas al Conde de Santa Coloma y al Marqués de Albacerrada, asi como se exportan algunas cabezas a México, que van a servir para empapar de sangre Saltillo, los potreros de la mayoría de las haciendas bravas mexicanas. 
don Rafael Rueda Osborne "Marqués de Saltillo"
Aunque no de forma oficial, de manera quizás anecdótica, hay que decir que la sangre Saltillo desembarcó en México con anterioridad, viviendo aun doña Francisca Javiera, por expreso deseo del banderillero Manuel Blanco "Blanquito", quien en 1904 llevó hasta allí una corrida de toros para un espectáculo que organizaba a beneficio propio. Llegados los toros a México, "Blanquito" pensó que obtendría un mayor beneficio ofreciéndolos como sementales, padreando en las ganaderías mexicanas de Piedras Negras y Tepeyahualco. Esto trajo consigo un pleito que fue resuelto por la Corte Suprema de Justicia a favor de la Familia Saltillo, que además de acordar la extradición de Blanquito a España, autorizó que finalmente fueran lidiados los seis toros, el 25 de febrero de 1906, en la Plaza México por Lagartijillo, Antonio Fuentes y Antonio Montes. 
don Felix Moreno Ardanuy
Don Rafael Rueda Osborne, contrajo matrimonio con doña Encarnación de Pablo Llorente, hija del también prestigioso ganadero don Felipe de Pablo Romero, de cuyo matrimonio no hubo descendencia. El marqués se dedicó de tiempo completo a la crianza del toro bravo, que era lo que le daba presencia pública y relevancia en el mundo taurino y social de España, a la administración de sus bienes y a gozar de la buena vida. 
Al fallecer don Rafael Rueda Osborne, el día 22 de marzo de 1915, a la edad de 64 años, la ganadería permanecerá en manos de doña Encarnación de Pablo Llorente, casi tres años más, y es en la primavera de 1918, cuando por mediación de su intimo amigo Bombita, el soriano afincado en la Vega del Guadalquivir, don Felix Moreno Ardanuy, compra toda la ganadería con hierro, divisa y antiguedad a la señora viuda del Marqués de Saltillo.
Las 400 vacas con sus crías y todos los sementales, pasan de las tierras de Carmona donde llegaron casi 65 años antes, a la finca "La Vega" en el límite de las provincias de Córdoba y Sevilla, en la que vive y se cuida con esmero esta ganadería por la Familia Moreno, desde hace, este año, cien.
don Alonso Moreno de la Cova
Don Felix Moreno Ardanuy, se presenta por primera vez en Madrid como ganadero, el 28 de junio de 1919, lidiando cuatro toros en la corrida de la Prensa, en un cartel compuesto por Gallito, Belmonte, Varelito y Nacional.
Los éxitos ganaderos de los Saltillos en manos de los Moreno, han sido muchos y muy variados, siendo las más grades figuras del toreo, quienes pusieron sus preferencias en lidiar este tipo de toro, y muchos también los ejemplares de Saltillo, que ofrecieron triunfos en plazas importantes. Estos momentos gloriosos, tendremos oportunidad de ir glosándolos a lo largo de éste año del centenario que comienza.
don José Joaquín Moreno de Silva
Al fallecer don Felix Moreno Ardanuy, el día 19 de junio de 1960, la ganadería se reparte entre sus sucesores, correspondiéndole el hierro a su hijo don Felix Moreno de la Cova. Es a principios de 2013, cuando don José Joaquín Moreno de Silva, nieto de don Felix Moreno Ardanuy, consigue hacerse con el hierro y todos los derechos, al comprar a sus primos, 70 vacas y 30 añojas, así como el semental "Consejote", que le es regalado por Enrique Moreno de la Cova, a la vista del interés que muestra el Sr. Moreno de Silva.
Así los Moreno de Palma del Río, en este año que comienza, pasan a formar parte del ranking de familias, que han tenido en sus manos durante más de cien años, un mismo encaste ganadero de bravo.