domingo, 27 de noviembre de 2016

MIURA: 175 AÑOS DE REVOLUCIÓN GANADERA(I parte)


Al calor del negocio sombrerero de una familia hispalense y desde el mismo lugar donde se ubicó el campamento del Rey Fernando III, conquistador de Sevilla, desde el “Cortijo de Cuarto”, viva representación en sus días, de la campiña sevillana que rendía honores a la Giralda, comienza su andadura la vacada de Miura, que tanta emoción, leyenda, seriedad y prestigio ha dado y da a la Fiesta Taurina.

Don Juan Miura Rodríguez de ascendencia vasca, nace en Sevilla el 27 de febrero de 1802 y fue bautizado en la parroquia del Sagrario de la Catedral sevillana. Desde temprana edad, se dedicó al negocio de la sombrerería, llegando a regentar un artesano taller de sombreros en la Plaza de la Encarnación de Sevilla y posteriormente abrió tienda en la calle Sierpes, donde vendía su prestigioso producto.

Don Juan Miura y su esposa doña Josefa Fernández, tienen dos hijos, el primogénito llamado Antonio y el otro Eduardo, llevándole aquel a éste veinticuatro años.

Don Antonio Miura Fernández, desde siempre siente una gran atracción por el mundo del campo y por el contrario, no le llama la atención para nada, los libros. Siempre que podía, se escapaba a algunas de las dos fincas arrendadas por su padre, donde le gustaba manejar el ganado manso comprado a don Antonio Carica.

Don Juan Miura que veía que el chaval no se centraba y que no quería que su hijo Antonio se convirtiera en una persona improductiva, decidió descargar en él, el negocio familiar de sombreros y dispuso que comenzara a aprenderlo desde abajo, realizando los trabajos más duros, iniciándose en la caldera del pelo.

Al cumplir el año, uno de los encargados del taller se dirigió a don Juan y enseñándole un sombrero recién hecho, le preguntó que qué le parecía. Al no encontrar falta alguna en la pieza mostrada y al enterarse don Juan, que el sombrero había sido confeccionado por su hijo Antonio, con gracejo andaluz, manifestó: “Habrá que ír pensando en despedir al niño…”. Acto seguido se dirigió a donde se encontraba su hijo y le propuso que buscara terreno y ganado de lidia, que los gastos corrían de su cuenta.

Así es como don Antonio Miura Fernández se convierte de extraordinario sombrerero, en mejor ganadero y labrador, siempre convencido de que para poder mandar a hacer algo, antes tenía que saberlo hacer uno.

El 15 de mayo de 1842, festividad de San Isidro, compra don Juan Miura Rodríguez al vecino de La Rinconada, don Antonio Gil Herrera, que lidiaba con divisa violeta y azul, 220 vacas de procedencia Gallardo. Este ganado comienza a pasar una severa selección en manos de su hijo don Antonio, tan rigurosa que prácticamente quedó muy poco ganado del lote comprado, yendo lo desechado a nutrir a los marinos de la escuadra inglesa, fondeada en Gibraltar.

Como hierro es el hijo de don Juan, don Antonio Miura Fernández, quien decide utilizar el mismo con el que herraban al ganado manso que habían comprado a don Antonio Carica, osea la famosa A con dos asas, una a cada lado.

Para reforzar lo poco que deja don Antonio procedente de lo comprado al Sr. Gil Herrera, el 26 de julio de 1849, don Juan Miura decide comprar 200 vacas y 168 becerros, al político y periodista don José Luis Albareda, de la sociedad que mantenía con don Pedro Echeverregaray, procedente este ganado de la prestigiosa vacada de los Gallardos del Puerto. Cuando Albareda vendió su parte a Miura, su socio Echeverregaray, vende la suya a don Antonio Sánchez.

En 1850, don Juan Miura vuelve a adquirir de nuevo ganado bravo y se decide por comprar 100 novillas escogidas, de la ganadería de doña Jerónima Núñez de Prado, viuda del prestigioso ganadero de Arcos de la Frontera don José Rafael Cabrera y Angulo, cuyo ganado pastaba en Utrera y procedía de los frailes cartujos y dominicos de Jerez y Sevilla. Cuando fallece la viuda de Cabrera, Miura adquiere la totalidad de la ganadería, alrededor de 500 cabezas. De esta manera la vacada miureña, pasa a contar con más de 1.200 cabezas.

Hasta 1854, los toros que padrean en Miura, son de procedencia Gallardo escogidos entre los 168 becerros que le fueron comprados a Albareda.

A partir de este año de 1854, se suman a la vacada de Miura, dos sementales comprados a don José Arias de Saavedra, yerno del famoso ganadero sevillano, don Juan Domínguez Ortíz “El Barbero de Utrera”, quien años antes había comprado una de las partes en que se dividió la vacada del Conde de Vistahermosa. Estos sementales puros “vistahermosa”, comienzan a ser cruzados con las vacas de Cabrera, con resultados extraordinarios, llegándose a conseguir un tipo de toro largo, agalgado, de fina estampa, complexión fuerte y mucha agilidad.

En el transcurso de los doce años que van de 1842 a 1854, don Juan Miura y en particular su hijo don Antonio, consiguen formar una ganadería que llenará de gloría la historia taurina de España.

Don Juan Miura Rodríguez fallece en 1860, quedando como titular del hierro su viuda doña Josefa Fernández, quien lidia a su nombre solo la temporada de 1861, al fallecer poco después que su marido.

El 20 de abril de 1862, se anuncia por primera vez en Madrid la ganadería a nombre de don Antonio Miura Fernández, siendo esta tarde cuando comienza a escribirse la trágica leyenda de esta vacada, ya que el toro “Jocinero” mata de certera cornada en el corazón al cordobés José Rodríguez “Pepete”, tío abuelo de Manuel Rodríguez Sánchez “Manolete”.


El 23 de mayo de 1875, en la Plaza de Toros de Madrid el banderillero Mariano Canet “Llusío”, recibe una cornada mortal en la yugular, del toro Chocero de Miura, lidiado en sexto lugar.

El 5 de octubre de 1879, don Antonio Miura asiste en Córdoba a una corrida de toros donde actúa como espada su gran amigo Lagartijo y el hermano de éste, Manuel. Se lidian toros propiedad del zaragozano don Joaquín del Val, procedentes de la vacada que había comprado a la viuda del tudelano Pérez Laborda de casta navarra. El tercero de la tarde un toro cinqueño colorado, ojo de perdiz, bien puesto de cabeza, de nombre “Murciélago”, tras recibir 24 varas y ser aclamado por el público asistente al coso cordobés, es indultado y bien porque don Antonio Miura quedo impresionado por la fiereza del animal y negoció su compra con el Sr. del Val, o bien, porque Lagartijo, torero que participó del indulto, se lo regaló a Miura, lo cierto es, que el toro navarro comienza a fecundar vacas andaluzas de esta ganadería, en un número de 36 ó 70- aún hoy se discute el número de vacas-, dando origen a muchos y buenos resultados, fijando, según algunos, en la vacada sevillana ese color colorado, ojo de perdiz, que a lo largo de los tiempos ha causado y causa tanta admiración, formando parte de la personalidad de este hierro.


Bajo el control de don Antonio Miura Fernández, se experimentaría otro cruce insignificante, fruto de la amistad que unía a este con don Cristóbal Colón, segundo ganadero de Veragua, el cual envió a Sevilla un becerro colorado ojinegro, de buena reata, que se incorporó prácticamente en las mismas fechas que “Murciélago” y que influenció mínimamente en la vacada, puesto que murió muy pronto corneado. Como correspondencia a tal préstamo, Miura envió a la ganadería de Veragua un toro que estuvo padreando durante dos años.

Respecto al traspaso de sangre miureña a otras ganaderías, indicar que en la “Tauromaquia de Guerrita”, aparecen con nombres y señas cuatro utreros que atendían al nombre de Sombrerero, Chocinero, Carcelero y Tortolillo, cedidos el 14 de marzo de 1884 a fin de que padrearan en la ganadería de don Faustino Udaeta. Respecto de estas noticias o rumores, señalar que lo único cierto, es que debido a la gran amistad que unió siempre a don Faustino con Miura, éste le autorizaba a menudo y como favor especial, que echase a sus vacas toros destinados a la Plaza de Madrid de muy buena nota, cuyos toros permanecían en Manzanares, hasta que llegaba el momento de su lidia.

El 31 de marzo de 1893, cuando las angostas calles sevillanas aún se hallaban impregnadas por la cera del Jueves y Viernes Santo, fallece el Excmo. Sr. Don Antonio Miura Fernández, caballero de la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica. Sevilla entera llora tan insigne perdida. Al fallecer soltero y sin descendencia, es su hermano don Eduardo quien coge el testigo de la ganadería de Miura.

Don Antonio Miura Fernández, fue un hombre de estatura media, enjuto, de cuerpo derecho, cara alargada, piel curtida por el sol y el viento de levante, su figura adquiría una esbeltez elegante, cuando cabalgaba sobre su silla vaquera, estuvo dotado de excelentes cualidades que venían a reforzar su carácter fuerte, al servicio de un alma excepcional de generosidad espontánea, rumbo señorial, desprendimiento sin afectación, de bondad sencilla y modestia ejemplar, formal sin ningún tipo de reservas, de inquebrantable honradez, perseverante, laborioso sin descanso, de serenidad equilibrada y siempre con un juicio bueno y certero sobre todas las cosas, propio de las personas inteligentes. Todas estas cualidades, hicieron que consiguiera sus éxitos ganaderos y lograra obtener un prototipo de toro idóneo para el objeto al que se le destina, de esqueleto fuerte, duro de patas, largo de tronco, plano de vientre, degollado de pescuezo, ágil y todo fibra, todo músculo, fina piel, temperamento nervioso y dando siempre más peso que el aparente. Esa fue la herencia que dejó don Antonio Miura.

(continuará....)

domingo, 20 de noviembre de 2016

EL TORO: PELIGRO DE EXTINCIÓN

Si existe un icono que defina lo que es España, ese es el toro de lidia. Vayas donde vayas, nos guste o no, cuando dices que eres español, del subconsciente de la persona con quien dialogas, aflora un garboso bravo toro negro, como sinónimo de lo español.

Cuántos países no darían un imperio por tener un signo de identidad tan representativo y tan poco costoso. Pues no señores, en España, como ocurre con otros aspectos y actividades que gozan de prestigio y que servirían para rentabilizar aún más nuestro País, las cosas se dejan en manos de la sentimentalidad de unos pocos, y al arbitrio de otros cuantos, que aún sin saber nada de nada, lo difaman y pisotean, sin tener en cuenta el valor que pudiera atesorar la actividad a la que atacan.

La ganadería de bravo, atraviesa actualmente por un momento delicadísimo, como consecuencia del exacerbado ataque animalista que ha llevado y está llevando a muchos encastes al matadero y también, como consecuencia de la pretendida implantación del mono-encaste en las plazas de toros.

Ser ganadero de toros de lidia, nunca fue un negocio boyante y me atrevería a decir, que nunca fue, ni siquiera, un negocio. Quienes crían y han criado toros para las corridas, lo han hecho siempre inmersos en una aureola de romanticismo, llevados por su pasión hacia un animal mítico, bellísimo y único, amparados por otras actividades económicas, de la que se han valido para invertir y financiar a fondo perdido, la pervivencia y la existencia de un animal como ningún otro, el toro bravo.

Cuando por un lado te encuentras desamparado por la Administración y a veces, incluso, no ya es que sientes el desamparo, sino que además, te sientes perseguido por algunas Administraciones; cuando encima, tienes que soportar el ataque incesante y sin control de quienes aludiendo al maltrato animal, no les importa que desaparezca el toro bravo; fuerte muy fuerte, amplia muy amplia ha de ser tu pasión romántica, para poder seguir apostando por una actividad, que además de sacrificios constantes, te hace perder dinero.

De las 24 castas o familias de toros bravos que existen actualmente, 14 se hallan en peligro de extinción. Esto está pasando desapercibido, sin que nada, ni nadie lo eche en cuenta. Sin que nada, ni nadie, haga algo por remediarlo. Estamos en España.
Toro del Conde de la Corte entra al caballo
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza dice, que una especie se encuentra en peligro de extinción, cuando su existencia se halla comprometida globalmente, bien sea como consecuencia de la depredación directa sobre el animal, debido a la desaparición o no inversión de recursos de los que dependa, o bien, debido a la acción o inacción del hombre.

Resulta paradójico, que el Lince Ibérico aglutine tanta atención, lo que me parece estupendo, y por el contrario, se encuentre dejado en la más absoluta indiferencia el toro bravo, un animal plenamente nuestro, que ostenta la mayor diversidad genética de todas las especies que habitan el planeta, cuando éste patrimonio por su importancia, debería gozar de la máxima atención. Esto son cosas, que no puede ocurrir nada más que en España.

Entre los encastes en peligro de desaparecer, existen no solo aquellos que no tienen tirón y no se ven anunciados en los carteles, si no se encuentran otros de destacado interés en la actualidad, que son las postreras representantes de insignes y contrastadas líneas ganaderas.

Actualmente, ya que en el futuro puede engrosar la lista otros, los encastes en peligro de desaparecer son los que a continuación se enumeran:
Albacerrada
ALBACERRADA: Las únicas ganaderías de este encaste que se conservan, con las de Adolfo y Victorino Martín, así como en el cruce de este encaste con Santa Coloma que tiene José Escolar, que si bien, son ganaderías muy demandadas y que tienen mucho mercado, no están exentas de sufrir en cualquier momento algún contratiempo sanitario.
Casta Navarra
CASTA NAVARRA: Lo que queda de este encaste radica en Navarra y alguna ganadería en el Pais Vasco y La Rioja. Su mantenimiento viene de la mano de los festejos populares que se dan en País Vasco, Cataluña, Aragón y Comunidad Valenciana. Las más destacadas son la de la Familia Macua en Larraga y Reta en Villaba.
Casta Vazqueña: Toro de Concha y Sierra
CASTA VAZQUEÑA: Cuesta cada vez más trabajo encontrar ésta sangre que comenzó a gestar la familia utrerana de los Vázquez hacia 1755. Actualmente, la ganadería señera de este encaste en España es la de Prieto de la Cal, con algunos problemas sanitarios. Por su parte, la mítica Ganadería de Concha y Sierra, hoy día pasta en San Martín de Crau (Francia), a donde la ha llevado su nuevo propietario el empresario de pan precocinado Jean-Luc Couturier, quien además también ha comprado otra ganadería salmantina e igualmente le ha trasladado a su País, como la del Cura Valverde. En Portugal también queda la de los Herederos de don Fernando Pereira Palha. Estas dos últimas ganaderías, osea la de Concha y Sierra y Palha, atraviesan un delicado momento.
Conde de la Corte
CONDE DE LA CORTE: Deseosos estamos los aficionados de que esta ganadería fundada en 1919 por don Agustín Mendoza y Montero de Espinosa y que ha dado origen a otros muchos encastes, vuelva a coger el sitio que nunca debió perder.
Contreras
CONTRERAS: Algo se puede encontrar en la Ganadería de Herederos de doña Benita Sanz Colmenarejo y en la de los Hermanos Angel y Rafael Peralta, que la formaron con un lote de vacas y sementales comprados a don Manuel González y don Juan Antonio Álvarez procedentes de Contreras. Este encaste para dar tamaño a sus toros, tuvo que cruzar con otras sangres y prácticamente existen muy pocos ejemplares con la sangre y características propias.
Hidalgo Barquero
HIDALGO BARQUERO: Los hierros actuales más representativos son el de Jodar y Ruchena y Benítez Cubero, ganaderías éstas que se lidian principalmente en festejos de rejones.
Miura
CASTA CABRERA: Miura es la única de esta procedencia, vulnerable atendiendo a cuestiones sanitarias, aunque es una ganadería con gran demanda.
Partido de Resina
CASTA GALLARDO: Partido de Resina (antes Pablo Romero), es otra ganadería única con esta procedencia, que estuvo a punto de desaparecer por problemas sanitarios. Es una ganadería con demanda comercial.
Pedrajas
PEDRAJAS: Encaste olvidado por la afición actualmente y que tuvo tanto éxito en otros tiempos. Se trata de una casta ganadera en una muy delicada situación, siendo la Ganadería de Isaías y Tulio Vázquez uno de sus escasos representantes
Saltillo
SALTILLO: Actualmente existen muy pocas ganaderías puras de este encaste. La ganadería más puntera actual es la de José Joaquín Moreno Silva. A finales de 2014, fue enviada al matadero la de los Hermanos Pérez Escudero por no poderla costear.
Santa Coloma
SANTA COLOMA: Las líneas de Coquilla y Graciliano son las que peor lo vienen pasando, Buendía con más o menos problemas se mantiene. Las 560 reses que formaban la ganadería de Coquilla propiedad de Mariano Cifuentes a primeros del 2012, fue llevada al matadero por cuestiones económicas.
Vega-Villar
VEGA-VILLAR: Los patas blancas son otra clase de toro que no tiene demanda por su carácter y por su escaso volumen. Una de las pocas ganaderías que quedan de este encaste de la rama de Galache, es la que cría Victorino Martin con el nombre de Monteviejo. A últimos del año pasado, desapareció la ganadería de Sánchez-Cobaleda, por la presión económica y sanitaria.
Urcola
URCOLA: Es un encaste muy minoritario y poco demandado. Por citar algo procedente de este encaste, decir que Victorino Martin compro a los Sánchez-Cobaleda, además de los patas blanca, también los Galaches de la Línea Urcola. En la Ganadería de Cuadri, en la que conviven varias procedencias, la más importante es la de Urcola, junto con Santa Coloma. De seguir así es un encaste condenado a la desaparición.

Para dar la protección oportuna a estos encastes, para conservar intacta la sangre de estas familias de bravo únicas, resulta apremiante que se trate de mentalizar a la sociedad de ello, por medio de la promulgación de disposiciones legales en contra de su extinción y de campañas de concienciación en tal sentido; además, de crear un banco de semen que perpetúe la existencia de estos animales y los taurinos, demandar más este tipo de encastes en las plazas de toros y respetar sus características de comportamiento y hechuras, para así, contribuir a la crianza de este tipo de ganaderías.
Para conversar y cambiar experiencias taurinas
Espero y deseo que al rescoldo de la chimenea invernal, escuchando caer las canales, nos comprometamos más con esta situación alarmante y repasemos en nuestra conciencia, las ganaderías que a nuestros días han desaparecido y las que están a punto de desaparecer, no dejando que ninguna más, vaya al sórdido matadero.