viernes, 2 de febrero de 2024

ROBO AL CONDE DEL ROBLEDO EL DIA DE LA CANDELARIA DE 1858



El 2 de febrero de 1858, día de la Candelaria de hace 166 años, aconteció en Montoro un suceso que tuvo gran repercusión a nivel nacional, por la importante cantidad de dinero que fue sustraída y sobre todo, por el desgraciado desenlace que, con el transcurrir de los días, tuvo el mismo.

Sobre las siete de la tarde de dicho día, al oscurecer, una partida de experimentados delincuentes venidos de otras tierras, en connivencia con algún miembro al servicio de la casa del noble montoreño, práctica habitual de los malhechores de la época, lograron penetrar enmascarados en la casa del Señor Conde del Robledo de Cardeña, situada en la actual calle Diego Medina de Montoro, esquina con la Plaza de San Miguel. 

Casa del Conde Robledo

Tras atar y amordazar al resto de las personas que trabajaban en la casa, comenzaron a maltratar cruelmente y amenazar con quitarle la vida al Conde, hasta que debilitaron su voluntad, obligándole, tras sustraerle las llaves, a que les sirviera de guía y los llevara al lugar donde guardaba el dinero, sustrayéndole la suma de más de 38.000 duros o lo que es lo mismo, unas 6.000 onzas de oro de aquellos tiempos.

Durante el desarrollo de los hechos, fueron realizados dos disparos en el portal de la casa, para ahuyentar a los vecinos que acudieron a los gritos de “ladrones” y otro tiro más, que se produjo en el interior, con el fin de amedrentar al Conde, para que los condujera hasta el sitio donde guardaba los dineros. 

A pesar de ello y de que los delincuentes, actuaron con mucha osadía y tranquilidad, éstos no pudieron llegar a descubrir la existencia de otro talego conteniendo 6.400 duros, el cual, se dejaron atrás. 

El robo, tuvo una desmesurada repercusión en la prensa en ciernes de aquellos tiempos, además de por la importante cantidad sustraída, por pertenecer la víctima a la nobleza, ser alcalde de esta población y, sobre todo, porque el Conde no llegó a poderse recuperar de aquel lamentable suceso, al provocarle su estado anímico una importante retención de orina, que trajo como consecuencia su fallecimiento el 28 de febrero de 1858. 

Fueron varios los periódicos de la época, los que manifestaban su sorpresa, al no encontrar explicación de cómo en un pueblo importante como Montoro, población casi cerrada por todos lados al estar circundada por el Guadalquivir, con un considerable número de habitantes y contando con miembros de cuerpos de seguridad suficientes, al oscurecer de una tarde de invierno, un grupo de bandidos llevara a cabo tan importante hecho delictivo, con una falta de respeto considerable al sistema gubernamental de aquel tiempo.

LA VICTIMA:

El Condado del Robledo de Cardeña, se crea el día 31 de marzo de 1772 por el Rey Carlos III, para reconocer los servicios a la corona prestados por don Antonio Ciro Camacho-Madueño y Camacho, hermano del que fuera hasta su muerte obispo de Tortosa, don Bartolomé Camacho Madueño, con calle en la Ciudad de Montoro, desde tiempos inmemoriales.

Escudo de los Camachos

Quien sufrió el robo que nos ocupa, fue don JUAN NUÑO DE LARA LOPEZ-OBRERO, IV Conde del Robledo de Cardeña, hijo de don Francisco Nuño de Lara y Berriz de Torres y de la III Condesa del Robledo de Cardeña doña Francisca María López-Obrero y Camacho, de cuyo matrimonio, además de Juan, tuvieron otros dos hijos llamados Victoria y Diego.

Don Juan Nuño de Lara López-Obrero, hereda el título a la muerte de su madre, por Real Carta de sucesión de 29 de mayo de 1850, tomando posesión oficial del Condado el 25 de febrero de 1851. 

El IV Conde del Robledo de Cardeña don Juan Nuño de Lara López-Obrero, ostentaba en el momento de sufrir el robo, el título de alcalde de Montoro, para el que fue nombrado por la Reina Isabel II, el 1 de enero de 1852, permaneciendo en dicho cargo, hasta el día de su muerte el 28 de febrero de 1858. 

Al morir el IV Conde sin descendencia le sucede en el título del Robledo de Cardeña su hermano don Diego Nuño de Lara López-Obrero, que toma posesión del Condado el 24 de septiembre de 1858. 

En el Ayuntamiento de Montoro, al Conde fallecido le sucede como alcalde, don Francisco María del Rosal, que había venido desempeñando el cargo de alcalde segundo desde 1856 y que, cuatro años antes, concretamente en marzo de 1854, sufrió otro robo similar por miembros de la misma partida de delincuentes.

LOS LADRONES:

Comenzada la instrucción de la causa judicial para esclarecer lo ocurrido, enseguida se tuvo conocimiento de la detención de uno de los malhechores, conforme se recoge en el Diario Córdoba de fecha 6 de febrero de 1858, posiblemente, el cómplice perteneciente al servicio de la casa.

Por edicto de 14 de mayo de 1858, el Juez de Primera Instancia don Lorenzo García Santos, identifica e imputa a los presuntos autores del robo cometido en el domicilio del Señor Conde del Robledo y les requiere, para que en el término de nueve días se personen en la cárcel de este Juzgado, para responder de referidos cargos, advirtiéndoles que de no hacerlo el proceso continuará su curso. Tal requisitoria no surtió sus efectos, como era costumbre que ocurriera con las dictadas, contra los numerosísimos bandoleros de aquella época.

De dicho decreto se llega a saber que los autores del robo al Conde del Robledo de Cardeña, pertenecían a una banda que se conocía con el nombre de “Los Paulinos” o “Los Pardillos” integrada por: 

*JUAN VICENTE SANCHEZ DE LEON Y CRUZ ROSA alias “el barbero”, vecino de Granátula de Calatrava (C. Real).

*JOSE AYLLON GONZALEZ alias “Josico", nacido el año 1821 en Bolaños de Calatrava en el Partido Judicial de Almagro (C. Real), de 37 años de edad, padre de seis hijos. Había sido procesado como cómplice en la muerte de un vecino del Moral. 

Bandolero con manta y navaja

*ANTONIO FERNANDEZ SANCHEZ alias “Calixto”, amigo del anterior y nacido en el mismo pueblo, de 36 años de edad, padre de tres hijos, también declarado cómplice en el mismo asesinato que aquel.

*ELIAS ROMERO COELLO, natural de la Aldea del Rey (C. Real), de 41 años, casado con dos hijos, procesado por desacato a la autoridad y por haber acometido a una diligencia en el camino de Valdepeñas.

*JOAQUIN FÉLIX Y MEDINA alias “Paulino”, casado, de 40 años, tenía cinco hijos y era vecino de San Lorenzo de Calatrava (C. Real). Se inició en sus correrías en la partida de su padre PAULINO FELIX, siendo éste, el que dio nombre al grupo de “Los Paulinos”. También se hallaba procesado por desacato a la autoridad y por haber acometido a un coche en el camino de Valdepeñas, como el anterior, y desde el 23 de junio de 1853, estaba fugado de la cárcel de la Puebla de Alcocer (Badajoz), al estar procesado por un delito de robo en cuadrilla.

*RAFAEL FELIX Y MEDINA alias “Paulino”, hermano del anterior natural de Villanueva de San Carlos, desertor del cuerpo de artillería. 

*MANUEL BRIONES BENITEZ de Ajofrín (Toledo), de 40 años y procesado por robo a don Luis Infante. 

El origen de estas partidas de malhechores, hemos de encontrarlo en las guerrillas paramilitares de lugareños, creadas en distintas regiones de España, para combatir a los franceses (1808-1812). Entre 1833 y 1840, muchos de aquellos guerrilleros, volvieron a retomar las armas para apoyar al pretendiente al trono de España Carlos IV, hermano del rey Fernando VII, durante la primera guerra carlista.

Esta primera guerra carlista, tuvo una especial incidencia en la provincia de Ciudad Real, donde produjo una serie de procesos sociales que fueron difícil de controlar, provocando una importante división entre los ciudadanos en general y en determinados núcleos de población, como ocurrió en la comarca de Mestanza, de la que procedían la mayoría de los delincuentes antes expresados

Los grupos de bandoleros ciudadrealeños proliferaron en cantidad y de ahí crearon su leyenda partidas como las de “Palillos”, “El Feo Cariño”, “Castrola”, “Orejita”, “Moraleda”, “Los Juanillones”, “Los Purgaciones”, “Farruco”, “El Mamón”, etc.

La partida de “Los Paulinos” en un principio conocida como “Los Pardillos”, tuvo su mayor actividad a partir de 1850, osea una vez finalizada la segunda guerra carlista. 

Urbano de la época 

El primer hecho criminal perpetrado por el grupo del que se tienen noticias, ocurre el 9 de marzo de 1850, sobre las diez de la mañana, cuando asaltaron la diligencia Madrid-Sevilla, entre Santacruz de Mudela y El Visillo de Almuradiel, en la que viajaba el general don Anselmo Blaser San Martín, apoderándose del dinero, alhajas y ropas de todos los viajeros. Este robo se llevó a cabo con la máxima tranquilidad, tardando en su ejecución dos hora y media, ya que los autores del crimen, estuvieron esperando que llegara a aquel lugar, la diligencia Granada-Madrid, cuyos viajeros fueron igualmente desvalijados de sus pertenecías, joyas y dineros. Los autores de este atraco fueron Joaquín Félix, Elías Romero, Luciano Molina, Francisco Valencia y el padre del primero del que tomaba el nombre la partida, Paulino Félix, que tenía entonces la edad de 52 años y una característica peculiar, pues contaba con seis dedos en una mano. 

Sobre las 7 de la mañana del 20 de marzo de 1850, hallándose ejerciendo funciones propias del cuerpo el teniente de la Guardia Civil don Castor Álvarez y nueve agentes, por las inmediaciones de la sierra la Gallega en Calzada de Calatrava, dieron el alto, a fin de identificarlos, a Luciano Molina y Francisco Valencia, quienes se dieron a la fuga y en el tiroteo que mantuvieron, resultaron los dos delincuentes muertos.

José María Hinojosa "El Tempranillo"
El 7 de julio de 1852, la Guardia Civil rodea la cueva de la Cabrera del Friscar en Villanueva de San Carlos (C. Real), al haberse recibido una confidencia de que en la misma se hallaban al menos dos bandoleros. Manda el operativo el mencionado teniente don Castor Álvarez, auxiliado por el Alcalde de El Pardillo, por el Cabo 1º don Juan Alvarado y los Guardias Civiles don Antonio Moreno, don José Vila y don Gregorio Muñiz. Estos cuatro últimos, fueron comisionados para que se adentraran en la cueva, con las prevenciones correspondientes, puesto que los bandoleros, estaban armados con pistolas, escopetas y navajas. Tras conversar los miembros de la Guardia
Civil con los delincuentes, estos hicieron entrega de sus armas a los agentes, quienes procedieron a su detención, resultando que los mismos eran, Paulino Félix y su hijo Joaquín Félix Medina, conocidos por aquella época aún por el alias de “Los Pardillos”. Estos fueron acusados de robo e ingresados en la cárcel del partido judicial de Almodóvar del Campo (C. Real). Desde este momento desaparece de las correrías el mítico Paulino, del que no volvió a saberse nunca nada más.

En la madrugada del 23 de junio de 1853, Joaquín Félix Medina, se fuga de la cárcel del partido judicial de la Puebla de Alcocer (Badajoz), donde había sido trasladado para responder del delito de robo en cuadrilla, que allí se le acusaba. 

Se rehace la partida, siendo padecidas sus correrías en las comarcas del norte de Córdoba y Andújar, en las que se suceden los continuos robos y secuestros.

Por su interés, hemos de referir el que tuvo lugar en el mes de marzo de 1854, cuatro años antes, que el robo que nos ocupa al Conde del Robledo de Cardeña. En esta ocasión, la victima de robo y secuestro es también un montoreño, concretamente el rico e influyente don Francisco María del Rosal, quien en 1858 sustituiría al Conde, al frente del Ayuntamiento de Montoro, como alcalde. Estos hechos fueron perpetrados por Joaquín Félix Medina, su cuñado Elías Romero y Juan Manuel Mendoza alias “El Estrecho”.

Por sentencia dictada en Consejo de Guerra el 9 de diciembre de 1854, el Capitán General de Andalucía, condenaba a muerte a Joaquín Félix Medina, su cuñado Elías Romero y Juan Manuel Mendoza alias “El Estrecho”, por la perpetración del robo y secuestro sufrido por don Francisco María del Rosal. Pena que no pudo llegar a materializarse, puesto que todos se hallaban en paradero desconocido.

En referida sentencia, también se condenaba a cadena perpetua, por pertenecer a la partida de “El Estrecho”, a un vecino de Villanueva de Córdoba, llamado Juan Mateo Camacho. Como cómplice y encubridor del secuestro y el robo del montoreño, igualmente fue condenado a siete años de presidio el secretario del Ayuntamiento de Conquista, Manuel Pablo. Lo curioso de la sentencia, es que en dichos hechos estuvo acusado un individuo de Montoro, llamado Domingo Fimia, el que, tras la celebración del juicio, fue absuelto, como igualmente lo fueron, el alcalde primero y segundo del Ayuntamiento de Conquista, Sebastián Cabrera y Diego Romero, quienes también estuvieron imputados en referida causa.

El 17 de marzo de 1855, vuelve a actuar la partida de “Los Paulinos” en las proximidades de nuestro término municipal, concretamente en la finca “Ojuelos” en la sierra de Andújar, fueron secuestrados don Antonio Cobo, don Jerónimo de la Cal y un hijo de éste, mientras cazaban. Tras más de diez días, fueron puestos en libertad, una vez sus familiares pagaron la cantidad de 12.000 duros.

Diego Corriente

Son muchos y variados los acontecimientos delictivos que suceden al secuestro anterior y que son llevados a cabo, por esta banda de malhechores. Solo como dato interesante para este trabajo, señalar que la primera vez que se detecta la participación de Rafael Félix Medina, hijo también de Paulino Félix, en este tipo de actuaciones criminales, tiene lugar entre el 20 de agosto y el 5 de septiembre de 1855, en la ermita de San Andrés en el término municipal de El Viso, donde secuestraron a don Manuel Garrido, don Vicente Merlo y su hermano don Manuel Merlo. Además de Rafael, intervino su hermano Joaquín Félix Medina, el cuñado de éstos Elías Romero y Luis de Luna alias “Charandel”
.

Añadir que, al poco tiempo de decretarse la busca y captura de los autores del robo en el domicilio en Montoro del señor Conde del Robledo de Cardeña, la que fue promulgada el 14 mayo de 1858, el Gobierno de la época les concedió el indulto, a instancia del señor Gobernador Civil de Toledo, ante quien entregaron sus armas y caballos los bandoleros, en la creencia que, con ello, iban a librar a la sociedad de los abusos de aquellos peligrosos facinerosos.

El indulto se les concede el día 15 de julio de 1858, a los siguientes bandoleros: José Ayllón González, Antonio Fernández Sánchez, Joaquín Félix Medina, Manuel Briones Benítez, Elías Romero Coello, Rafael Félix Medina, Juan Vicente Sánchez de León Cruz Rosa, todos ellos autores del robo sufrido por el Conde del Robledo de Cardeña, y también, a Juan Pizarro, Valeriano Pasamontes Peñasco, Rafael Calvo Hernández, Saturnino Serrano Menor y Anselmo López.

Casa Conde de Robledo

Además del perdón de todos sus desmanes, algunos fueron colocados en cargos públicos, como por ejemplo, José Ayllón González alias “Josico", fue nombrado Guarda Mayor del Valle de Alcudia, perteneciente a la Corona de España, Antonio Fernández Sánchez alias “Calixto” se le nombra sobre-guarda del mismo lugar y los hijos de ambos son colocados como guardas del Valle. Quienes fueron además condecorados con la Cruz de Caballeros de Isabel la Católica, por prestar servicios de guías a una columna al mando del coronel del Amo, con motivo de una intentona carlista, en una escaramuza militar llevada a cabo por el lugar donde ejercían sus empleos como guardas. 

Estos indultos, no lograrían el objetivo que perseguían, puesto que en marzo de 1873 se tiene conocimiento que alguno de los indultados, volvieron a sus andanzas, ya que “Los Paulinos”, vuelven a delinquir en Montoro. 

En esta ocasión, se trasladaron a un molino del Pago del Madroñal, con el fin de secuestrar a tres importantes y ricos propietarios montoreños. En el lugar de los hechos, solo encuentran al propietario del recinto aceitero, don Manuel Benítez Romero, a quien secuestran y por cuyo rescate, pidieron 50.000 duros. Los familiares de este solo pudieron conseguir reunir 1.500 duros, osea 30.000 reales, que enviaron al lugar señalado para la entrega. Posiblemente, don Manuel Benítez Romero, pudo escapar de la vigilancia de sus captores y se presentó libre en Bailén, unos días después. 

La Guardia Civil al mando del capitán Roldán Pérez, persigue a la partida autora del secuestro del señor Benítez Romero y al poco tiempo, el Juzgado de Montoro, dicta orden de busca y captura, en un primer momento, contra Gregorio Mazoretas y Viñas alias “Rabanero”, natural y vecino de Mestanza, viudo, jornalero, de entre 46 a 48 años, de buena estatura, barba poblada, ojos pardos y ordinariamente enfermos y colorados, vestía con pantalón, chaleco y chaqueta de paño negro, botillos de becerro blanco y sombrero calañés.

Posteriormente, se emite también orden de búsqueda contra José Félix alias “Pipiolo”, el menor de “Los Paulinos”; contra Ramón Nogueras Hernández alias “Dongos”; José Bastante Navas alias “Tronera”; Castor Bastante Navas alias “Tronera”; y Rafael Félix Medina alias “Paulino”; todos ellos vecinos de Mestanza (C. Real).   

Por el secuestro de don Manuel Benítez Romero, fueron condenados a cadena perpetua Ramón Nogueras Hernández, José y Castor Bastante Navas y a doce años de prisión Rafael Félix Medina, entre otras condenas. Condenas que cayeron en saco roto, al estar todos ellos en paradero desconocido.

Pocos meses después del secuestro de don Manuel Benítez Romero, el 13 de octubre de 1873, se produjo el que sería el último hecho delictivo atribuido a “Los Paulinos”, el cual tuvo lugar en Torre de Juan Abad (C. Real), donde asaltaron al rico terrateniente don Juan Tomás de Frías, al que le sustrajeron también una importante cantidad de dinero. 

El hostigamiento incesante de la Guardia Civil, ante estos últimos graves sucesos, trajo como consecuencia que la partida de “Los Paulinos” se separara, siendo la mayoría de ellos apresados, pasando a cumplir largas condenas en el penal de Cartagena. 

Actriz María Félix
Sin embargo, alguno de ellos, como Rafael Félix de Medina alias “Paulino”, pese a haber contraído matrimonio en Mestanza con Sandalia Adán en 1860, tener descendencia con ella y regentar una posada con mesón, en la calle Carnicerías de referida localidad[1], logró llegar hasta Galicia, donde embarcó rumbo a México con su parte del botín del robo de Torre de Juan Abad. En su pueblo existió siempre la leyenda popular, que atribuía a este bandolero, la paternidad de la bella actriz mexicana María Félix.

Quizás los hechos ocurridos el 2 de febrero de 1858 en Montoro, no puedan tener la consideración de ser el acontecimiento delictivo más importante del siglo XIX en España, puesto que en aquellos últimos años de desintegración del imperio, momentos llenos de constantes convulsiones políticas y de luchas intestinas, eran muchos y muy similares los que ocurrían todos los días, pero analizando las circunstancias peculiares y particulares que convergen en Montoro, como el montante de dinero sustraído, que el delito fue perpetrado a una persona miembro de la nobleza, que además, era Alcalde de la Ciudad, y que por ende, le costó su propia vida, sí podemos afirmar que fue uno de los que más eco y repercusión tuvo, en la sociedad española de aquellos tiempos.

autor: Lorenzo Ruiz Leiva.

Bandolero dejando atado un secuestrado



[1] Sandalia Adán, esposa de Rafael Félix Medina, existen noticias que aún era la regente del mesón referido en el año 1902 y que dicho establecimiento, en 1962, todavía seguía ofertando servicios, como mesón y posada, bajo la dirección de Santos Félix, un descendiente del legendario “Paulino”.

BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES DOCUMENTALES

BOLETIN OFICIAL DE LA PROVINCIA DE CORDOBA: 19-05-1858

DIARIO CORDOBA: 28-03-1854, 02-12-1854, 17-12-1854, 06-02-1858, 10-03-1858, 13-03-1858.

EL CLAMOR PÚBLICO: 05-03-1858,

EL CONTEMPORANEO: 19-12-1861

LA CORONA: 14-09-1858.

LA DISCUSION: 16-07-1858. 

LA EPOCA: 06-01-1852, 10-02-1858, 09-03-1858, 17-05-1858, 17-07-1858,13-01-1859.

LA ESPAÑA: 14-04-1857, 07-03-1858, 09-03-1858, 02-05-1858.

LA ESPERANZA: 08-01-1858.

LA IBERIA: 06-03-1858.

“Bandoleros Los Paulinos” de Miguel Martín Gavillero.