jueves, 7 de octubre de 2021

70 AÑOS DE LA REINAUGURACIÓN DE LA PLAZA DE TOROS Y PRIMERA ALTERNATIVA


El 7 de octubre de este año, se cumple el 70 aniversario de la reinauguración oficial de la Plaza de Toros de Montoro, tras importantes obras de reconstrucción, y de la concesión de la primera alternativa, otorgada al torero cordobés Rafael Soria Molina “Rafalito Lagartijo”.

LA PLAZA DE TOROS DE MONTORO. La relación del montoreño con el toro es algo ancestral como queda demostrado en el escudo de la ciudad, en el que aparece como guarda severo del monte sobre el que reposa nuestro pueblo, un majestuoso morlaco que si bien se muestra paciente y confiado de ser el dueño y señor del sitio que pisa, como buen toro bravo, está ojo avizor para defender con la fuerza que atesora, tan preciado baluarte. 

El primer antecedente histórico taurino del que tenemos noticias en Montoro, nos llega de la mano del jesuita montoreño Juan Beltrán Valenzuela, quien en su obra Epora Ilustrada editada en Marchena en 1755, nos cuenta que desde 1720 la Cofradía de Nuestra Señora del Rosario, celebraba su fiesta en el primer domingo de octubre con muchos fuegos la víspera y mucha solemnidad ese día, amenizando la jornada incluso músicos venidos desde Córdoba, y al día siguiente lunes, algunos regocijos como toros y comedias. 

En 1820, con los beneficios obtenidos en la celebración de algunas corridas de toros en la octava de la festividad de Nuestra Señora del Rosario, fue empedrada la Plaza de la Constitución -actual Plaza de España-, en la que se celebraban además, de las ejecuciones públicas de los ajusticiados y las ferias, las corridas de toros programadas en Montoro (1)

La edificación de la actual plaza de toros, es una empresa que lleva a cabo una sociedad particular formada por varios montoreños (2), mediante escritura firmada el 10 de junio de 1884, ante el Notario don Juan Antonio de Lara y Cano, cuyo fin principal era la construcción de una plaza para celebrar corridas de toros, fundándose con un capital social inicial que no superaban los 10.000 reales, divididos en 100 acciones de 100 reales cada una.

Por acuerdo mayoritario de la sociedad formada, es designada una Junta encargada de adquirir terrenos para la construcción de la Plaza de Toros. Comprándose a don Antonio Benítez un pedazo de olivar cercado con tapia de cuatro celemines, osea 21´48 áreas, por el importe de 14.000 reales, además se le obsequiaba con una acción en la nueva sociedad y la leña de los olivos que se debieran arrancar. 

La existencia de una Plaza de Toros anterior de madera, queda constatada en la autorización concedida a la Junta designada, ya que en ella también se facultaba a la misma, para comprar la madera nueva que fuera precisa para culminar la obra del nuevo coso taurino, así como para la compra y utilización de las maderas y restos de la antigua plaza

El inicio de las obras para la construcción de la actual Plaza de Toros, quedó fijado para aquel mismo mes de Junio de 1884, encargándosele la redacción del proyecto al perito del Ayuntamiento don Sebastián Díaz. 

A propuesta del Secretario de la Junta don Martín Madueño Molina, es designado para efectuar las obras el contratista montoreño don Francisco Poblete Rodríguez, el cual, pese a que la obra había sido presupuestada en 50.000 pesetas, la licitó solo por 15.000, lo que trajo como consecuencia, que una vez construidos los cimientos y los tendidos, Poblete abandonara el proyecto al no poderlo ejecutar en su totalidad, con la exigua cantidad por la que remató la licitación de la misma. La plaza termino de ser construida, sobre un terreno al Sur de la localidad con 2.500 metros cuadrados, contenidos en una traza poligonal de 20 lados, siendo el diámetro de su ruedo de 39 metros y teniendo un callejón de 2 metros. 

El cartel taurino más antiguo que se conserva, es de la feria de Montoro de 1887, la cual tuvo lugar del 15 al 24 de agosto (3). En el mismo, se anuncia la participación de los toreros Antonio Pinto “El Hortelano” y el sevillano Ángel Villar “Villarillo”, con cuatro toros de la ganadería de don Juan de Dios San Juan Salgado, aunque con posterioridad y antes del festejo, Villarillo fue sustituido por el diestro también sevillano Antonio Farcet. 

El primer día de carnaval de 1889, debuta en ésta plaza como novillero el diestro local Juan Antonio Cervera Ruano, el cual volvió a vestirse de luces en Montoro en la feria de octubre de 1890, lidiando cuatro novillos de la ganadería del vecino de Montoro don Juan José de la Bastida, junto a Joaquín Francés “El Aragonés”. 

El tiempo fue transcurriendo durante medio siglo y en la Plaza de Toros de Montoro, se fueron celebrando acontecimientos taurinos de manera regular, hasta el paréntesis producido por la Guerra Civil (1936-39), en cuyo periodo no se tiene constancia de la celebración de festejo alguno y en el que además, el edificio en sí, como casi todos los edificios importantes de nuestro pueblo, fue objeto de un importante deterioro que llego a dejar la Plaza de Toros, en estado de ruina total. 

Será a finales de los años cuarenta del siglo pasado, cuando la Corporación Municipal de Montoro, presidida por su Alcalde el médico don Ángel Medina Coronado, comenzara a tomarse interés por la reconstrucción de la Plaza de Toros y su puesta en funcionamiento para dar espectáculos taurinos. 

Aunque no se podía considerar terminado este proyecto de reconstrucción, pues en la parte de sol quedo sin levantar en su totalidad las gradas de mampostería ubicadas en lo que se conoce como palcos, enseguida se programó el primer festejo para el 23 de septiembre de 1951, consistente en una novillada sin picadores con ganado del Marqués de Albacerrada, para los novilleros Ángel Martorell, Ramón Arranz (4) y José Moreno, siendo éste el primer festejo que tuvo lugar en el recinto recién reconstruido, cuyos beneficios fueron destinados al Hospital de Jesús Nazareno de Montoro. 

Para dos semanas después, fue programada una Corrida de Toros Extraordinaria, para conmemorar la inauguración oficial de la recién reconstruida Plaza de Toros de Montoro, con un cartel en el que, en principio, iban a actuar como toreros Agustín Parra Parrita (5), José María Martorell y Manuel Calero Calerito, con toros de la ganadería madrileña de Duque de Pinohermoso. 

Al no hallarse Parrita totalmente recuperado de un percance sufrido en la temporada anterior en El Espinar (Madrid), que le llevó a retirarse en 1952 en Barcelona, éste fue sustituido por el novillero que tenia ilusionada a la afición cordobesa y que tomaría la alternativa aquella misma tarde en Montoro, Rafael Soria Molina “Rafalito Lagartijo”. 

EL TORERO: RAFAEL SORIA MOLINA “Rafalito Lagartijo”. Rafael Soria Molina nace el 15 de enero de 1930, de manera circunstancial en Écija (Sevilla), cuando su familia se había desplazado a pasar unos días a una finca propiedad de su padre, situada en el término municipal de dicha población y ponerse allí de
parto su madre. 

Este niño venido al mundo en el seno de una de las dinastías más toreras que ha tenido Córdoba, era hijo de don Federico Soria Casanova y doña Dolores Molina Sánchez. Su madre doña Dolores, era hija del malogrado torero cordobés Rafael Molina Martínez (6), quien estuvo casado en primeras nupcias con doña Angustias Sánchez Martínez, madre de Manuel Rodríguez Sánchez “Manolete”. 

Fue también bautizado en la ciudad de las torres, porque así lo dispuso su bisabuelo Juan Molina Sánchez –hermano de Lagartijo El Grande-, quien según referencias del propio Rafael Soria argumentó como “cosas de los antiguos y dijo: como ha nacido aquí, lo bautizamos aquí, en Écija” y así se hizo, fue bautizado en la Parroquia de Santa María, siendo su padrino su referido bisabuelo. 

A los pocos días del bautizo volvió toda la familia para Córdoba, a su domicilio donde vivían en la torera Plaza de la Lagunilla, ocupando su familia la parte de arriba de la casa, mientras Manolete y su madre doña Angustias, ocupaban la parte de abajo. 

Por boca del propio Rafael Soria, refiriéndose a su barrio decía: “Nos queríamos todos. Todas las familias que vivíamos en la plaza de la Lagunilla éramos como una familia. Por ejemplo, llegaba Navidad e íbamos de casa en casa cantando. Eran casas muy antiguas y la gente que vivía allí era muy trabajadora y se preocupaba por los vecinos” (7)

Desde muy pequeño Rafael, comenzó a torear de salón en el patio de su casa, junto a su hermano Juan y bajo la maestría de su tío Manolete. 

A la edad de siete años Rafael Soria manifestó a sus padres que quería ser torero y al cumplir los once, se pone delante de la primera becerra, en un tentadero en la ganadería de don Mariano Fernández en Almodóvar del Río. 

Así comienza la andadura torera de Rafael Soria Molina, quien se vestiría por primera vez de luces en Priego de Córdoba un 20 de mayo de 1946, despachando novillos de la ganadería de doña Francisca Marín, alternando con José María Martorell. Debutó con picadores en Almendralejo (Badajoz) el 13 de agosto de 1946. 

Toreó en Córdoba por primera vez el día 1 de septiembre de 1946,
con ganado de Guerrero Palacios, junto a los novilleros también cordobeses, José María Martorell y José Moreno “Joselillo”. En la temporada de 1947, año fatídico de la cogida y muerte de su tío Manolete, solo toreó en seis novilladas. 

A los pocos días de fallecer su tío, estuvo cumbre en un festival celebrado en Posadas (Córdoba) el día 8 de septiembre de 1947. Al día siguiente alternando con Martorell y Pablo Lalanda, corta dos orejas y un rabo en Lucena (Córdoba), al único novillo que toreó, ya que no pudo matar el segundo porque se produjo un apagón de la luz de la plaza y hubo que suspender el festejo. 

El día 14 de septiembre de 1947 en Baza (Granada) corta seis orejas y el 18 en Barcelona, en una novillada que había contratado en Linares (Jaén), su tío Manolete con Balañá, empresario taurino en la Ciudad Condal, el mismo día de la cornada mortal y Balañá respetó, cortó dos orejas y salió a hombros por la puerta grande. El 21 en Valencia no estuvo bien y tres días después, el 24 de septiembre en Córdoba, cortó un rabo. 

Como se puede comprobar, en un principio, la muerte de su tío no hizo mella anímica en Rafael y su torería y valor se mantuvieron intactos, pero con el paso del tiempo, la responsabilidad y el respeto tan grande que le tenía a su tío, fueron minando su ánimo taurino y socavando sus ansias de ser figura del toreo. 

El 16 de Junio de 1949, hace su presentación como novillero en Madrid con ganado de don Juan Cobaleda y doña Alicia Tabernero, alternando con Manuel Carmona y Manuel Calero “Calerito”, teniendo en este festejo una discreta actuación, toreando 14 novilladas éste año y 10 en el año 1950. 

Para el 7 de octubre de 1951, se anuncia la reinauguración de la Plaza de Toros de Montoro con un cartel, en el que en principio, no estaría anunciado Rafael, ya que el cartel lo componían Agustín Parra “Parrita”, José María Martorell y Manuel Calero “Calerito”, con ganado del Duque de Pinohermoso. 


Al concurrir la baja médica de Parrita como se dejó comentado con anterioridad y estar programada una corrida de forma inminente en Córdoba para el día 21 de octubre, con el fin de financiar un monumento a Manolete, en la que los organizadores se negaban a que actuara Rafael siendo novillero, provocó que se precipitara su alternativa y pasara a ocupar el puesto vacante dejado por Parrita. 

Y así, aquel día 7 de octubre de 1951 Rafael Soria Molina “Rafalito Lagartijo”, tomó la alternativa en la corrida de la reinauguración de la Plaza de Toros de Montoro, de manos del matador de toros José María Martorell, en presencia del testigo Manuel Calero “Calerito”, al cederle aquel el toro número 22 de nombre “Rodilla”, negro zaíno, de la ganadería del Duque de Pinohermoso, diciéndole Martorell en el momento de la ceremonia las siguientes palabras: “No esperaba que yo te diera a ti la alternativa –pues Rafael empezó antes que Martorell-, esperaba que me la dieras tú a mí pero, en fin, dame un abrazo y te deseo la suerte que para mí quiero"

Tras la alternativa en Montoro, toreó Rafael dos corridas de Toros y para el año siguiente de 1952, tenía firmadas 14 más, pero al no verse anunciado en la Feria de Córdoba, por desavenencias con el Empresario Sr. Escriche, que quería que su alternativa hubiera tenido
lugar en Córdoba y no en Montoro, y por la presión que suponía el tener todos los días que defender en los ruedos el prestigio de ser sobrino de Manolete, tras torear una corrida en Oviedo (Asturias) junto a Pepín Martín Vázquez y Calerito, y otra en Écija (Sevilla) el 22 de septiembre, que se quedó en un mano a mano con el mexicano Carlos Vera “Cañitas”, puesto que muchos toreros renunciaron a torearla, ya que era una corrida de toros con una presentación descomunal, en palabras de Rafael “era una tía”, de vuelta a Córdoba confesó aquel mismo día a su padre, que tenía intención de dejar los toros de manera temporal, y de esta forma, dio orden a su apoderado para que cancelara las corridas que tenían firmadas para aquel año en España y México. 

A los pocos días de decidir dejar el toreo, paseando por Córdoba se encontró a don Rafael Sarazár, Director de la Entidad Bancaría BANESTO, quien le propuso trabajar en referido banco, aceptando a los pocos días la propuesta el torero y tras hacer un examen de ingreso en la misma, fue destinado a la sucursal que el banco abrió aquel año en la Lonja de Córdoba, iniciando su trabajo como auxiliar el día de la inauguración de la misma. Tras permanecer dos años en la


Lonja, pasó a la oficina principal de BANESTO en Claudio Marcelo, en la que permaneció 7 años, seguidamente, fue destinado como Subdirector a la Oficina de Cruz Conde y en 1967, nombrado director de la sucursal de Ciudad Jardín, donde permaneció hasta su jubilación. 

Rafael Soria fue un torero artista y de “pellizco”, siempre un hombre cabal, amigo de sus amigos y muy familiar, que deleitaba cuando se ponía a hablar de toros, ya que en todo momento aportaba sabiduría, con respeto y elegancia, dictando sentencias taurinas cuando se le pedía opinión de algo. Fue siempre torero. Le veías andar por las calles de Córdoba y aunque no le conocieras, podías decir y no te equivocabas “ahí va un torero”. Decano de los toreros cordobeses durante muchos años y hasta el 9 de febrero de 2013, fecha en que nos dejó para ir a conversar de toros, junto al Padre Eterno. 

Lorenzo Ruiz Leiva. Secretario de la ASOCIACIÓN CULTURAL TAURINA DE MONTORO

 NOTAS AL PIE :

[1] Criado Hoyo, M. Apuntes para la historia de la ciudad de Montoro. Córdoba, 1983, p. 352.

[2] Presidente: Bernardo Francés Gordum; Vicepresidente: Julián Isla Toledano; Secretario: Martín Madueño Molina; Tesorero: Baltasar Gómez; Vocales: Pedro Medina Pedrajas y Antonio Benitez Aguilar-Tablada. El resto de fundadores: Francisco Cañas Alcalá, Dionisio Santías Comas, Antonio Ramón Rael. Francisco Cantarero Rael, Mariano López Fernández, Manuel Cano Canales, Antonio López Fernández, Andrés Canales Piedrahita, Rafael Solas Belmonte, Martín López Morales, Antonio Mazuelas Madueño, Pedro Ager Roselló, Martín Vega-Leal del Cerro, Francisco Fresco Mazuelas.

[3] A.M.M. Actas Capitulares, sesiones 12-05-87.

[4] Ramón Arranz, junto con su hermano José, fueron los fundadores y propietarios de la conocida Taberna “El Coto”, situada en Córdoba en la calle 12 de octubre. En cuyas paredes, entre otros muchos, se hallaba colgado este cartel de la novillada de Montoro del 23-09-1951. Tras 40 años, la taberna cordobesa cerró y se trasladó en 2015 a Málaga (c/ Espartero, 5 junto a calle Larios), donde fueron ubicadas las más de 400 fotografías y carteles que colgaban de sus paredes en Córdoba, la mayoría de ellas, de temática taurina y también cinegética.

[5] Agustín Parra “Parrita”, fue un torero madrileño que tuvo mucho predicamento en la segunda mitad de los años cuarenta del siglo pasado, que contrajo matrimonio en 1953, una vez retirado, con Encarnación Vargas Molina, sobrina de Manolete.

[6] Rafael Molina Martínez “Lagartijo Chico”, era hijo de Juan Molina Sánchez, célebre banderillero en la cuadrilla de su hermano  Rafael Molina Sánchez “Lagartijo el Grande”. Rafael Molina Martínez, contrajo matrimonio con doña Angustias Sánchez Martínez el 25 de marzo de 1903, naciendo de éste matrimonio dos hijas, Dolores y Angustias, y un varón que falleció a los cuatro años al ingerir líquido con sosa. Víctima de una enfermedad incurable, Rafael Molina muere a los 29 años en Córdoba, el 8 de abril de 1910. Viuda doña Angustias, posteriormente contrae matrimonio en segundas nupcias, con el también torero cordobés Manuel Rodríguez Sánchez “Manolete Padre”, de cuyo matrimonio nació el monstruo del toreo Manuel Rodríguez Sánchez “Manolete”.

[7] Entrevista concedida al Diario CORDOBA el 19-12-2010.

 

RELACION DE FOTOGRAFIAS
1. Día de la reinauguración de la Plaza de Toros de Montoro el 7-10-1951. Fotografía de Fototeca de Montoro. 
2. Cartel del primer festejo que se celebró el 23-09-1951, tras la reconstrucción de la Plaza. 
3. Primer cartel de la reinauguración oficial de la Plaza en la que aun aparece anunciado “Parrita”. 
4. Entrada a localidad de Sol por importe de 40 pesetas (0,24 euros) del día de la reinauguración oficial de la Plaza. 
5. Rafael Soria Molina “Rafalito Lagartijo”, vistiendo traje corto y sobrero cordobés. 
6. Rafael Soria Molina “Rafalito Lagartijo”, vistiendo traje de luces el día de su alternativa. 
7. Monumento a Manolete, sufragado con la corrida extraordinaria celebrada en Córdoba, el día 21-10-1951. 
8. Momento de la alternativa de “Rafalito Lagartijo” el 07-10-1951 en Montoro, otorgada por Martorell.
9. Rafael Soria Molina “Rafalito Lagartijo” junto al autor de este trabajo, en la finca “La Morantilla” de Montoro, mes de abril de 2010. 
 
TRABAJO PUBLICADO EN LA REVISTA DE FERIA DE LA CIUDAD DE MONTORO DEL AÑO 2021

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