domingo, 1 de enero de 2017

MANOLETE: Cien años del Califa Cordobés.

Angustias Sánchez y Manuel Rodríguez y el pequeño Manolete
En este recién estrenado año 2017, Córdoba comenzará a conmemorar, el centenario del nacimiento del  personaje contemporáneo, más ilustre que hasta ahora ha tenido.

A la una y media de la madrugada, del miércoles 4 de julio de 1917, en la cordobesa calle de Torres Cabrera nº 2, ve la luz por primera vez, el que iba a ser el torero más grande que jamás ha existido.

Su madre Angustias Sánchez Martínez, nace en Albacete el 5 de abril de 1881, donde fue bautizada en la parroquia de San Julián, llegando a Córdoba junto con sus padres a la edad de 5 años. Su padre, matador de toros, llamado exactamente igual que su recién nacido hijo, osea Manuel Rodríguez Sánchez, es natural de Córdoba donde nació el 27 de septiembre de 1883, era hijo de un modesto banderillero, llamado exactamente igual que el hijo y el nieto, osea Manuel Rodríguez Sánchez, quien era sobrino del malogrado “Pepete”, hermano del torero cordobés José Rodríguez Sánchez “Bebe Chico” y sobrino segundo de Lagartijo el Grande.

Manuel Rodríguez Sánchez "Manolete"
Es en la pila bautismal de la Iglesia de San Miguel de la Capital Califal, donde recibió el sacramento del bautismo cinco días después de nacer el pequeño “Manolete”, imponiéndosele el nombre de Manuel Laureano Rodríguez Sánchez, actuando como padrinos su tío Francisco Rodríguez Sánchez y su hermana mayor Dolores Molina Sánchez.

Es a la Plaza de la Lagunilla y concretamente al nº 49, siendo aún un chiquillo, donde se traslada la familia y donde Manolete comienza de dar sus primeros pasos en la vida, siempre rodeado por un acentuado entorno taurino familiar y por el ambiente del taurinismo cordobés, que emanaba del Barrio de Santa Marina y del colindante de la Merced, barrios de los que brotaron lo más significativo de la torería cordobesa y de la torería nacional.

El salón de la casa de la Plaza de la Lagunilla, venía presidido por dos cabezas de toros disecadas. Una, se correspondía a la del toro “Yegüerizo” de la Ganadería de Don Esteban Hernández, con la que tomó la alternativa el padre de Manolete, Manuel Rodríguez Sánchez, en la Plaza de Madrid el 15 de septiembre de 1907. La otra cabeza, pertenecía a la del toro “Salinero” de Veragua, con el que tomó la alternativa Rafael Molina Martínez “Lagartijo Chico”, el 16 de septiembre de 1900 en Madrid.
Rafael Molina Martínez "Lagartijo Chico"

Rafael Molina Martínez “Lagartijo Chico”, nació en Córdoba el 16 de julio de 1880, siendo hijo de Juan Molina Sánchez, famoso banderillero siempre a las órdenes de su hermano el gran Rafael Molina Sánchez “Lagartijo”, por tanto también sobrino de éste. “Lagartijo Chico” contrajo matrimonio el 25 de marzo de 1903 con doña Angustias Sánchez Martínez, naciendo fruto de éste matrimonio, dos hijas llamadas Dolores y Angustias. Fallece víctima de una grave enfermedad el 8 de abril de 1910, a la edad de 29 años.

Rafael Soria Molina
Como antecedente montoreño de interés indicar, que Rafael Molina Martínez “Lagartijo Chico”, fue abuelo de Rafael Soria Molina “Lagartijo”, ya que éste era hijo de Dolores la mayor de las dos hijas que aquel tuvo con doña Angustias. Rafael Soria Molina “Lagartijo”, tomó la alternativa en Montoro, el día 7 de octubre de 1951.
  
Manolete Padre
El 3 de noviembre de 1912, vuelve a contraer matrimonio doña Angustias Sánchez en segundas nupcias con el padre de Manolete, de este nuevo matrimonio nacen cuatros hijos llamados Teresa, Ángela, Soledad y Manuel, el que adoptando el mismo apodo que su padre y su abuelo, el de “Manolete”, llegará a ser Califa cordobés del toreo. El padre de “Manolete”, Manuel Rodríguez Sánchez, falleció víctima de una rápida enfermedad el 4 de marzo de 1923, con 39 años de edad.

A la edad de cinco años, Manolete queda huérfano de padre y su madre doña Angustias consigue sacar adelante a sus seis hijos, con más o menos fatigas.
Manolete de Primera Comunión
Manolete es un niño que acude con interés al Colegio de los Padres Salesianos en Córdoba, siendo un estudiante aplicado que se decantaba más por las letras que por las ciencias, mostrando una gran predilección por la Historia. Era conciso en el hablar, le gustaba escuchar más que conversar, desde pequeño mostró un carácter melancólico, quizás como consecuencia de su prematura orfandad y de las secuelas que arrastró a lo largo de toda su vida, como consecuencia de padecer una grave pulmonía.

Hizo la Primera Comunión vistiendo un traje azul con pantalón corto y una banda al pecho.

Manolete con pantalón corto
Junto con su primo Manuel, Rafael Luque, Luis González y varios más, comienzan sus iniciales juegos con el toro, en fincas como “El Lobatón” y “Córdoba la Vieja”, siendo en ésta donde recibió su bautismo de sangre, al ser cogido por una vaca de don Florentino Sotomayor, teniendo que ser evacuado a Córdoba, en un coche propiedad de Marcial Lalanda “el más grande”, según canta el pasodoble.

El domingo de Resurrección de 1931 actúa en Cabra junto a su primo y con la señorita torera Juanita Cruz, lidiando novillos de Gamero Cívico, incorporándose dos años más tarde, osea en 1933, al espectáculo cómico-taurino “Los Califas”, actuando en la parte seria del mismo.

Se viste de luces en Córdoba por primera vez, en una novillada nocturna el 12 de agosto de 1933, con 16 años de edad, volviéndosele a repetir el 1 de octubre siguiente, en novillada celebrada por la tarde en el Coso de los Tejares.
Manolete el más joven en pantalón corto

En la temporada de 1934 toreó cuatro novilladas sin caballos, concretamente dos en Écija, una en Úbeda y otra en Sabiote.

Debuta con picadores en la plaza madrileña de Tetuán de las Victorias, el día 1 de mayo de 1935, actuando con los mexicanos Liborio Ruiz y Silverio Pérez y el español Valerito Chico y novillos de don Esteban Hernández.

Con picadores se presenta en Córdoba el 25 de julio de 1935, lidiando toros de doña Enriqueta de la Cova, junto a Jaime Pericás y Edmundo Cepeda.
Manolete vestido de luces muy joven

En 1936, torea en Córdoba el 6 y 31 de mayo y el 14 de junio que corta dos orejas y un rabo.
Estalla la Guerra Civil y Manolete de la mano de su apoderado Camará, que había sido su representante desde sus comienzos taurinos, continúa toreando durante los tres años que duró la contienda.

Es un 9 de octubre de 1938, cuando comienza el idilio de Sevilla con Manolete y así la consagración de cuarto Califa del Toreo.

Alternó aquella tarde con Pepe Luis Vázquez, al que los sevillanos tenían una autentica adoración, pero a Manolete le sale un novillo de Villamarta, bravo, fino de cabos y muy fiero, al que el torero cordobés le hace el toreo de verdad, marca de la casa. Tres días después el 12 de octubre de 1938, se vuelve a repetir el cartel en Córdoba y los trenes traen sevillanos a la Ciudad de la Mezquita, hasta en el techo. De nuevo impera la senequista personalidad del cordobés, quien sale triunfante aquella tarde.
Manolete, El Estudiante y Juanito Belmonte

El día 19 de marzo de 1939, se inicia la temporada en Córdoba organizándose una novillada con reses de Murube, a beneficio de la Hermandad cordobesa del Señor de la Caridad, con el fin de costear un trono para su Sagrada Imagen, cuya Cofradía era de reciente constitución. En el festejo actuaron los novilleros Rafael Ortega Gallito, Luis Diez Espadas y Manuel Rodríguez Sánchez “Manolete”. Fue en esa tarde y durante la actuación del diestro cordobés, cuando por primera vez fue interpretado y estrenado por la Banda Municipal de Córdoba, el pasodoble “Manolete”, escrito por don Pedro Orozco González y don José Ramos Celares. Los acordes de este pasodoble, no tardaron en hacerse pronto muy populares y quizás muchos de los que presenciaron el estreno en directo en la Plaza de Toros de los Tejares, no tuvieron la percepción de que estaban asistiendo a un hecho de significación histórica.
Camará y Manolete

Terminada la Guerra Civil en 1939, Camará decide que Manolete está preparado para tomar la alternativa en Sevilla y así se lleva a cabo concretamente el 2 de Julio de aquel año. En el cartel de la alternativa, el padrino Manuel Jiménez “Chicuelo” y el calé Rafael Vega de los Reyes “Gitanillo de Triana”, con toros de don Clemente Tasara de encaste Parladé, doctorándose el Califa Cordobés con el toro número 6 de nombre “Mirador”.

Durante el intercambio de los trastos en la ceremonia de la alternativa, se produjo un dialogo tremendamente anecdótico que paso a transcribir literalmente:
Chicuelo: El toro es bueno: Manolo ¡suerte!
Manolete: Creo que está mejor por el derecho, ¿no?
Chicuelo: Esta mejor por donde quieras. Tu eres Manolete y lo podrás torear por naturales. Pon aquí el capote y coge la muleta y la "espa". Un abrazo y ¡suerte!'
Manolete: Mi madre me ha "dao" recuerdos "pa Dora", su mujer.
Chicuelo: ¡Pero, hombre! Eso déjalo "pa" después. Ahora, ¡a por el toro!

El día de la alternativa Manolete cobró 12.000 pesetas y entregó 2.000 como donativo para fines benéficos de los periodistas sevillanos.
Pepe Luis Vázquez, Domingo Ortega y Manolete

Tres meses después de tomar la alternativa, la confirma en Madrid en la Corrida de Beneficencia, celebrada el día 12 de octubre de 1939, de manos de Marcial Lalanda y lidiando el toro “Tejón” de Antonio Pérez.

Son muchos y muy importantes los éxitos taurinos que alcanza el más grande de los toreros, pero por numerosos, no voy a hacer referencia nada más que a su presentación en México, como matador de toros.

El 9 de diciembre de 1945 hace su presentación en México DF, actuando como padrino Silverio Pérez y como testigo Eduardo Solórzano, lidiando en primer lugar el toro de su confirmación llamado “Gitano” de la vacada de Torrecilla, al que cortó el rabo, en su segundo, de nombre “Cachorro”, recibió una cornada de gravedad en el muslo izquierdo.
México siempre estuvo rendido a la personalidad de Manolete

Lo que sí hay que resaltar, para que podamos valorar lo que tenemos, puesto que Manolete aún pervive entre nosotros, son los valores espirituales que llevaron a un enclenque cordobés a ser lo máximo en lo suyo.

Con Manolete comenzó una nueva etapa en la Fiesta de Toros, de la mano de su enorme personalidad, honradez, tesón y pundonor, hizo que el público se le entregara y vieran en él, el modelo de lidiador personalísimo y seguro, de valor sin tacha y de conciencia de responsabilidad en su oficio.

Manolete tuvo un concepto singular de su toreo, sus comienzos de faena con pases ayudados por bajo, realizados con ritmo y precisión, se anteponían a otros en los que se alzaba y reponía en su posición vertical. Una vez dominado el toro, nunca deja de estar en su actitud recta y vertical.
En Madrid

Este toreo vertical, sin concesiones, es una expresión de duro dominio típica del toreo cordobés. No se trataba de un recurso, si no que Manolete creía que para mandar sobre el toro, había que dominarlo desde su altura personal. Esa imagen erecta, era la que quedaba en el corazón de quienes eran fervientes seguidores.

Desde sus comienzos fue un arrojadísimo y perfecto estoqueador, no fue un torero que con el tiempo acabó estoqueando los toros con precisión; desde siempre fue un extraordinario estoqueador, que acabo siendo un extraordinario torero.

Dicen que Juan Belmonte había en cierta ocasión dijo: “Llegará un día que exista un torero que sea capaz de hacerle faena a todos los toros”.
Manolete a hombros por las calles de Córdoba

Manolete lo fue, fue capaz de hacerles faena a todos los toros, faenas de las grandes y además ejecutó la suerte del volapié como nadie la ha ejecutado nunca.

Tiempo más tarde, al ser preguntado Juan Belmonte, si el torero que él había profetizado diciendo que sería capaz de hacerle faena a todos los toros, podría ser Manolete, el Ilustrado diestro sevillano manifestó: “Pues…., pues…., si puede ser que sea Manolete”.

Manolo Caracol, Manolete, Lupe Sino y Lola Flores
La temporada de 1947, última de su vida, fue la más dura para Manolete, todas las tardes que se puso el traje de luces y en todos los sitios, su pundonor no le permitió nada más que comportarse como si estuviera en el inicio de su carrera.

Y será en Linares, en plaza de tercera con toro de primera, donde un Miura ejerciendo su deber de coger, dará certera cornada al mejor de los toreros y en la suerte de matar, paradojas de la vida.

Linares: Manolete lidia a "Islero"
La faena estuvo basada principalmente en la mano derecha, cuando el muletazo lo daban el torero a favor de chiqueros, querencia natural de la res, ésta aceptaba con naturalidad la envestida, pero al siguiente lance a contra-querencia y sin emendar los terrenos el diestro, el toro se frenaba y pasaba muy a su pesar con recelo, porque era obligado por un torero con mucha raza, influido por su amor propio.

Llegó el momento de la estocada, el toro tenía que arrancar contra su querencia, se quedó en el centro de la suerte, inclinándose hacia el lugar de su querencia, cortando la salida a Manolete, “Islero”, que así se llamaba el Miura, al sentirse mortalmente herido, derrotó al mismo tiempo que se inclinaba hacia su querencia, alcanzando en el derrote la pierna derecha del torero.
Manolete entra a matar a "Islero"

Aquel día 28 de agosto de 1947 con toros de Miura, además se acartelaban Gitanillo de Triana y Luis Miguel Dominguín, quienes fueron testigos de la tragedia.

Mientras la madrugada del 29 de agosto de 1947 se iba haciendo dueña del día, la Ciudad de Linares velaba entera, esperando noticias traquilizadoras desde la habitación nº 18 de la Sala San Raimundo, ubicada en la planta baja, del Hospital de los Marqueses de Linares, donde Manolete recibía asistencia. Pero las noticias eran cada vez más desalentadoras, pese a que los más reconocidos médicos taurinos, habían recorrido presurosos la geografía española, dirección a Linares. 
Velando el cadáver de Manolete: Teodoro Matilla, El Pipo, Cantimplas,
La mujer del Yoni, Lupe Sino y su mozo de espadas Guillermo


Este año también se van a cumplir 70 años justos de aquel hecho lamentable, desde aquí sin ambages mi humilde homenaje al que considero el más Ilustre Personaje Contemporáneo que Córdoba ha dado.  

Y digo sin ambages, porque como él nos enseñó, en la vida hay que vivir con personalidad y respeto a los demás, actuando con rigor y pundonor, yendo siempre con la verdad por delante y no haciendo las cosas, porque hay que hacerlas o llevados por las circunstancias.

Espero que algunos de los que tienen la responsabilidad, contando con facultades y competencias para homenajear al Califa Cordobés, ejecuten sus obligaciones con la honradez y claridad que éste se merece, reconociendo que además de encontrarnos ante un personaje importantísimo de Córdoba, ha llegado a serlo, porque fue el TORERO más significativo que ha dado la historia, sin que ésta palabra y lo que ello representa, tenga porque producir reparo en nada, ni en nadie. Que las cosas, si se hacen, se hacen bien y que las cosas tergiversadas o hechas a medias, jamás resultarán hechas.


Que se olviden, al menos por un año, de esos miedos que embargan sus carreras y se sientan valiente y orgullosos de decir en alta voz, que han salido y continuarán saliendo nuevos toreros, dominadores, técnicos, valientes y con estilo que quizás hayan llegado o lleguen a superar a Manolete, pero la imagen torera que éste dio dentro y fuera de la plaza, ni se ha vuelto a ver, ni se volverá a ver nunca. Su personalidad era el todo de su toreo y como sería de grande, que nadie ha sido capaz nunca de criticarla. 

Por eso, hoy 100 ó 70 años después, seguimos recordándole como si siguiera aquí cerca.
Manolete con sombrero cordobés.